El artista actuará el próximo 26 de abril en el parking del Estadio José Zorrilla
Toño Campomanes: la música como estilo de vida
La historia musical del peluquero Antonio Fernández que se formó musicalmente y profesionalmente en la barbería de su abuelo
Si hay un oficio que a lo largo de la historia ha estado estrechamente ligado a la música, ese es el de barbero. Bien es verdad que fundamentalmente relacionado con la guitarra, pero también a otras especialidades tanto instrumentales como vocales.
La literatura está llena de notas y referencias al barbero y la música. No tendríamos sitio en varios artículos si incluyo todas, ahí dejo un par de ellas:
"En mi aposento/una guitarra tomo/como barbero templo/y como bárbaro toco", escribió Luis de Góngora.
"... No pasa un médico sin guantes y sortija, ni un boticario sin ajedrez ni un barbero sin guitarra", aparece en la segunda parte de Guzmán de Alfarache del escritor Mateo Alemán
'La Entretenida', 'La guarda cuidadosa', 'La cueva de Salamanca', todas ellas del genio Cervantes incluyen frases y coplas de barberos músicos.
Todo ello sin contar tratados y estudios como el de Eduardo Fajardo que relacionan el toque de los barberos con las raíces de la guitarra flamenca y no podemos olvidarnos en este capitulo de títulos de composiciones musicales como 'El Barbero de Sevilla' (Rossini), 'El barberillo de Lavapiés' (Asenjo Barbieri).
O nombres de formaciones musicales como la andaluza 'La barbería del Sur' o afamados interpretes del género urbano como Reykon o Yandel (de Winsi y Yandel) que han hablado con orgullo de su pasado como barberos.
Las crónicas del Barón de Maldá hablan de una barbería en la Calle Banys de Barcelona donde su titular, además de afeitar y cortar el pelo vendía violines, cantaba y daba conciertos. Va a ser cierto el dicho popular de que "los más de los barberos, son guitarristas y copleros".
Recuerdo en Valladolid en los años 90 la peluquería de la familia Gail en la calle Fuente el Sol, donde padre e hijo, cuando acababan su jornada en la peluquería, amenizaban con su orquesta bailes verbenas y pasacalles.
Y en esas andaba yo, pensando a quién entrevistar que fuera en concordancia con lo expuesto cuando mis pasos me llevaron, como no podía ser de otro modo, a la Calle Don Sancho. Allí tiene su peluquería Antonio Fernández, así reza en el letrero y en ella Antonio hace con pericia su trabajo. No faltan conversaciones de música e incluso nunca falta algún amigo que después de grabar le deja sus discos por eso de "por si alguien quiere". Al acabar su jornada Antonio echa la persiana y pasa a ser Toño Campomanes, músico de relevancia y prestigio capaz de compaginar con responsabilidad las dos actividades, obviamente por separado?o tal vez no del todo. Luego lo cuento.
JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ-CAMPOMANES GARCÍA: AMOR POR LA MÚSICA
Me cuenta Toño que, en su casa, desde que él tiene recuerdos siempre hubo mucha música: clásica, opera, zarzuelas... Sus padres don José Antonio y doña Isabel se ocuparon de que la música formara parte importante de su vida y la de sus hermanas, ¡vaya si lo consiguieron!
Después el tiempo del colegio, en el San José participó en el coro y la orquesta de la mano de Luis Cantalapiedra quien le inició en su formación musical y a quien tiene un afecto muy especial. Tras el servicio militar (donde toma su primer contacto con las primitivas cornetas), Toño quiere continuar su formación como percusionista que es lo que siempre quiso ser. No existiendo esa opción en Valladolid decide ir a Madrid y se matricula en la Escuela de Música Creativa donde, con el imaginable esfuerzo, acude dos días por semana durante cuatro años para formarse como batería.
Durante esos años va trabajando con formaciones sobre todo de música más popular y comercial, hasta que casi por casualidad pasa a ser un referente en la música tradicional a la que siempre ha estado muy ligado.
En su exitosa carrera ha acompañado a Germán Diaz, María Salgado, Candeal... además de colaboraciones con cantautores como Labordeta, Luis Pastor, Pedro Guerra, Quintín Cabrera y un largo etcétera que refleja la calidad de Campomanes como músico, pero también como persona, porque resulta sorprendente la humildad con que me cuenta todo esto.
LA BARBERÍA DEL ABUELO ALBERTO: UNA HISTORIA DE CUENTO
En la Plaza Cruz Verde el abuelo de Toño, don Alberto, tenía su barbería. Ese fue un lugar imprescindible y definitivo en la vida de Campomanes.
Le cambia la voz a Toño e incluso se le rompe por momentos mientras me cuenta esta historia, pensé parar la grabación, pero la magia del momento me cerró la boca y así me fue desgranando como la etapa de sus estudios en Madrid la compaginó con el instituto, la tarea que Carlos Carri, su profesor de percusión, le ponía daba como para ocho horas todos los días y Toño se iba a estudiar a la barbería del abuelo Alberto, quien ya mayor, de vez en cuando le pedía ayuda. De esta manera casi sin pretenderlo se inició en el loable oficio de peluquero al tiempo que estudiaba música.
Una historia que, de no ser real, sería digna de la mejor literatura.
TOÑO CAMPOMANES HOY
En la actualidad Toño Campomanes a sus 57 años ha tenido una vida rica y apasionante en la música. Hoy me dice que le pesa la familia, más aún su hija Lola que ya comparte atril y pasión con él. Ha dejado cosas en el camino y otras le han dejado a él por esa ingratitud que a veces tiene el arte cuando empiezas a decir que no.
Continua con 'Laparrus' banda de dixi junto a reconocidas figuras de nuestro panorama artístico y como director musical en Pureza, banda de música procesional independiente de reconocido prestigio y trascendencia en nuestra ciudad.
Colaboraciones y sustituciones como percusionista cierran el rico quehacer musical de Toño en la actualidad.
EL FUTURO
Me dice Toño Campomanes que el futuro es difícil de presagiar. Se ve siempre ligado a la música, pero cambiando exigencia y disponibilidad. Desea continuar y hacerlo como ahora, viviendo el momento tan especial de compartir filas con su hija Lola que es, me dice, su mayor éxito y su legado. Les aseguro y así se lo digo a él, que entiendo muy bien y comparto esta reflexión, porque yo mismo lo vivo con mi hijo Jorge.
En definitiva, quiere Toño seguir viviendo el momento único e inigualable de oír música, indistintamente de si está o no en el escenario.
Termino preguntando a José Antonio Fernández-Campomanes García que es, de la larga entrevista, lo que sí o si quiere que esté en el artículo. Pensé torpemente que me diría de alguno de sus muchos y exitosos conciertos o acompañamientos con tan importantes artistas. La respuesta fue clara y rápida: "cuenta los de mis padres, de como me hicieron sentir la música y cuenta lo de la barbería de mi abuelo". Así es Toño Campomanes, por encima de buen músico-buena gente.
Cuenta con más de 300 piezas cedidas por una decena de instituciones vallisoletanas
La treintena de premios y menciones de las diferentes secciones competitivas se desvelarán en el Auditorio Municipal Emiliano Allende, entre actuaciones musicales
Dentro del ciclo 'Escolares y en familia', Paco Díez ofrece un concierto centrado en la tradición