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Un 'milagro' en Arroyo: "Mi hijo sabe, con tan solo cuatro años, que Eva le salvó la vida"
Se cumple un año de la acción salvadora de una enfermera que estaba en Arroyo cuando Romeo, un niño de tres años, entró en parada cardiorrespiratoria
Un milagro, una acción salvadora, un flotador salvavidas... denomínenlo como quieran porque, en definitiva, todo se quedó en un buen susto. El municipio vallisoletano de Arroyo de la Encomienda fue testigo el pasado 8 de mayo de 2023 de estas heroicidades que perdurarán en el tiempo. Romeo, un niño de tres años, se empezó a encontrar mal en el parque del Tubo. No era habitual que el valiente Romeo avisara a Rosi, su madre, de que se estaba mareando hasta el punto de cerrar los ojos y... desvanecerse.
Dios quiso, solo Dios quiso, que esa misma tarde, y cerca de la zona, estuviera Eva, una enfermera del Hospital Río Hortega, para salvarle la vida porque no era un 'mareo' cualquiera, sino que había entrado en parada cardiorrespiratoria. Rosi confío en Eva sin conocerla como si se tratara de un ángel de la guarda que venía en su ayuda. Más de 10 minutos tardó la ambulancia en llegar al lugar de los hechos porque Arroyo carecía de un puesto base de emergencias que, en estos momentos, ya tiene, después de todo lo que pasó y gracias a su alcalde, Sarbelio Fernández, que abordó esta problemática desde el primer momento que lo conoció.
Precisamente, con Sarbelio estaba reunido el padre de Romeo, Roberto, en aquel fatídico momento. "Yo no estaba. Me dijeron que había entrado el niño en parada cardiorrespiratoria, y la enfermera le aplicó la maniobra de Heimlich (técnica habitual en atragantamientos). Eva tuvo un temple... gracias a Dios...", explica más de un año después en declaraciones a TRIBUNA. A Roberto, de hecho, no le cuesta contar al detalle lo sucedido porque "el niño no ha vuelto a tener ningún problema". "Está súper fuerte y súper alegre", asegura.
No obstante, reconoce que, cuando pasó, estaba bastante emocionado y no sabía cómo contarlo. Ahora, inmersos en una situación, afortunadamente, muy distinta, la emoción pasa de aquella "angustia" a "alegría". Lo que aún le sorprende es que Romeo no había vomitado nunca hasta que Eva le reanimó. "No supimos la razón por la cual el niño se desvaneció. No sacó nada, solo vomitó y eso nunca lo había hecho. A partir de entonces, ha vomitado alguna vez más", apunta. En este sentido, sostiene que los servicios sanitarios les advirtieron que tenían que estar "mucho más pendientes" de Romeo porque, al salir "perfectas" las pruebas, se desconoce el desencadenante.
Lo que sí que se sabe es que el pequeño, con tan solo cuatro años, es consciente de que lo que hizo Eva por él. "Yo hablo con él. Le voy preguntando si se acuerda de lo que pasó y él me contesta: 'Papá, ella me salvó'", reitera. Es más, cuando ve a Eva, "va a abrazarla y besarla". También le da regalos... El último es una planta que él mismo eligió por el aniversario que se celebra. De hecho, aprovecharon que se cumplía un año para invitar a Eva y a su marido, junto a su hija, a comer. "Eso le pasa a mi hijo, pero cuando yo veo a Eva es como tener una mezcla de sentimientos. No sabemos qué cosas la tenemos que dar para agradecérselo, aunque mi mujer, al ser búlgara, la tradición es seguir regalándola cosas durante tres años", afirma.
Ha pasado más de un año y se darán más regalos, pero el verdadero es el de haber salvado la vida a un niño que, cuando sea mayor, se dará cuenta todavía más de que él sigue disfrutando cada día de sus padres porque Eva estaba allí... que es cuando más lo necesitaba.
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