El Real Valladolid dio un paso de gigante hacia el ascenso directo a LaLiga EA Sports. Los blanquivioletas derrotaron (0-1) al Mirandés en un partido complicado que se resolvió con el tanto tempranero de Raúl Moro. Al no cuajar un buen encuentro, el Pucela tuvo que sufrir más de lo debido ante un conjunto rojillo que estuvo cerca de empatar en los últimos minutos, incluso con un jugador menos en el terreno de juego tras la expulsión de Lachuer.

UN GOL... PARA EL RECUERDO

La puesta en escena del Real Valladolid es de esas que servirían como ejemplo para cualquier equipo, ya que los blanquivioletas se adelantaron nada más comenzar el choque. Y no solo es eso, sino que encima de abrir el marcador, se llevó la alegría de un estreno goleador. No era ni el minuto 2 del encuentro cuando Raúl Moro, tras un gran control, encaró a Ramón Juan, al que superó en el mano a mano (0-1).

Los de Paulo Pezzolano, con ese resultado, ya estaban metiendo presión a sus rivales directos, que tendrán que afrontar su partido sabiendo que el Pucela ha vuelto a ganar. Eso sí, tras el tanto de Moro, el Mirandés reaccionó. De hecho, se encontró con el poste en un remate de Ilyas Chaira, que se adelantó a Masip. Los rojillos aprovecharon que el Real Valladolid estaba con el freno de mano puesto para generar peligro.

Los blanquivioletas, no obstante, se ayudaban de la posesión para frenar las intentonas de los de Alessio Lisci que, antes del descanso, estuvieron a punto de empatar la contienda. Sin embargo, volvió a aparecer a Masip. El cancerbero sacó una buena mano al disparo desde la frontal de Carlos Martín, que se echaba, cuando podía, el equipo a su espalda sin que su esfuerzo sea suficiente como para poder irse camino a los vestuarios con el empate en el marcador.

SUFRIMIENTO, EXPULSIÓN Y EUFORIA

La reanudación sentó mejor a los locales. Los nervios estaban a flor de piel en la grada blanquivioleta, donde estaban los más de 1.000 aficionados desplazados a Anduva para animar a los suyos, que necesitaron más que nunca el apoyo de los mismos porque el Mirandés lo seguía intentando. Los de Licci golpearon primero en la segunda mitad, pero Masip se mostró seguro en las intentonas mirandesas. Por ejemplo, un centro de Juan María lo atrapó sin problemas, aunque minutos después solventó un mano a mano de Martín por demérito del ariete, que no estuvo nada acertado en el choque.

Como el Mirandés seguía apretando en Anduva, Pezzolano agitó la coctelera tras la mencionada ocasión de los locales. Iván Sánchez y Marcos André entraban por Raúl Moro y Álvaro Negredo y, como no daba resultado, los siguientes cambios fueron defensivos, que ayudaron, al menos, a 'maniatar' a un Mirandés que empezaba a desesperarse. Las entradas de Juric y David Torres dieron oxígeno al Pucela y al partido, ya que el primero de los citados forzó la expulsión de Lachuer. Mientras Guzmán Mansilla le sacaba la tarjeta roja, Juric y Monchu se enfundían en un abrazo. Ambos eran conscientes de que esa podría ser una de las claves para certificar la victoria.

Aun así, el Mirandés no tiró la toalla en ningún momento. Arropado por Anduva, se fue arriba, buscó el empate, y lo tuvo en sus manos hasta en dos ocasiones. Primero, por medio de Barcia y, después, por medio de Lautaro de León, que se encontraba con Masip en el añadido. La euforia llegó cuando Mansilla pitó el final del partido y, por ende, la victoria a un Pucela que dormirá líder de LaLiga Hypermotion a expensas de que lo haga el Leganés y a falta, que es lo más importante, de tan solo cuatro partidos... el camino que le queda al Real Valladolid de regresar a la categoría... donde debe estar.