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Música, solo música

Nueva entrega, como cada lunes, de la sección escrita por Ágreda titulada 'Palabras contra el Olvido'

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Música, solo música
Ágreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.
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Entras en la Sala Sinfónica Jesús López Cobos del CCMD y se activan todos los sentidos. De entrada, lo que primero funciona es la vista. Ver con la desgana que entra el director titular de la OSCyL (Orquesta Sinfónica de Castilla y León) Thierry Fischer, no augura una tarde de triunfo. La vista es el órgano de la verdad.

Comienzan los primeros compases de la Obertura de la Flauta Mágica de Mozart y parece que la cosa empieza animarse. Mozart es tan genial que necesita poco para que el público empiece a prestar atención y empiece a disfrutar de su música. Tiene su música esos trazos, esa caligrafía que se puede ver en los cuadros de Matisse, Picasso y Dufy. Cuando descubres a Mozart ya te acompaña toda tu vida.

Parece que Thierry Fischer se empezó a animar cuando apareció en escena la silenciosa y maravillosa soprano Hera Hyesang Park toda vestida  de blanco El Exultate jubílate, K 165 de Mozart nos descubrió una soprano dramática, armónica, con luz, en una palabra. De repente comprendimos que tiempo y espacio son uno. Su voz por momentos resultó embriagadora, romántica y terrible como un cuadro de Vicent van Gogh.

Pero lo bueno estaba por venir después del descanso. Ya Thierry Fischer "había calentado en banda" y salió con otros bríos. Hasta el punto que tuve la sensación que nos ofreció gestos, movimientos y pantomimas que no habíamos visto hasta la fecha y que me resultaron extrañas en un director de su categoría. ¡Un poco de contención, maestro!

Con la  Sinfonía nº4 de Mahler el concierto alcanzó su punto culminante. Apareció Hera Hyesang Park con un vestido -imaginé- diseñado por el recientemente fallecido Roberto Cavalli, con esos estampados de flores y animales marca de la casa.  Y se produjo el milagro nunca visto en esta sala. 

La conexión física de Park con el director, orquesta y público se produjo sin que pronunciara una sola palabra. Allí estaba ella sentada dirigiendo la Sinfonía de Mahler solo con su rostro.  Viéndola allí toda la música de Mahler resultó placentera.  ¿No has sentido nunca "esa" conexión física cuando has visto un cuadro de David Hockney?

La voz y el rostro de Hera Hyesang Park hicieron vibrar al público del Delibes igual que si estuvieran delante de una escultura. Los rostros, las manos, la mirada también se pueden escuchar.  Mahler siempre te lleva a lugares incompresibles, distintos ¿No crees?

1 comentario

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usuario anonimo 4/15/2024 - 12:03:33 PM
Solo por puntualizar: El vestido amarillo era de Naeem Khan, prefall 2022.
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