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El majestuoso Cristo de la Clemencia de Rioseco esquiva la lluvia y desafía al frío

El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, estuvo presente en esta procesión riosecana

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Fotografias de Fernando Fradejas.
José Ángel Gallego Vázquez
José Ángel Gallego Vázquez
Lectura estimada: 2 min.
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Los cofrades de Medina de Rioseco miran con impaciencia al cielo. Saben que la lluvia pueden arruinar su seña de identidad más arraigada: las procesiones de la Semana Santa. Afortunadamente, el temporal ha respetado la primera de las grandes procesiones: la del Santo Cristo de la Clemencia este Martes Santo. El agua no ha hecho acto de presencia pero el intenso frío ha calado en los huesos de cofrades y espectadores.

La procesión alumbrada por su cofradía y con la Banda de Cornetas y Tambores de la Junta de Semana Santa, a la que precisamente da nombre este Cristo, partió a las diez de la noche de la iglesia de Santiago, encabezada por su mayordomo Pablo Rodríguez, elegido por riguroso orden de lista.

Como es habitual, maniobra de salida complicada por las dimensiones del crucificado, respecto a la cancela del templo. Y aplausos cuando el paso se eleva sobre los hombros de los doce cofrades que cargan con el crucificado.

Entre los muchos espectadores, se dan cita el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que ha querido conocer de primera mano cómo son los pasos de la Semana Santa riosecana en un recorrido que ha realizado por los principales templos de Rioseco. El máximo mandatario del Gobierno de la Comunidad se ha quedado para ver sacar el Cristo de la Clemencia, junto a la consejera de Movilidad, María González; el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar; acompañados por el alcalde de la ciudad, David Esteban.

La procesión avanza por la calle de los Lienzos hasta recalar en la recién estrenada Plaza Mayor. Y el Cristo avanza por la Calle Mayor hasta llegar a la iglesia de Santa María, donde entrará por una puerta y saldrá por la contraria, en un recuerdo a esa estación de penitencia que hasta no hace muchos años recorrían todos los pasos procesionales. Cerca de dos horas después, el Cristo de la Clemencia llegaba a su iglesia de Santiago. Tras el cántico de una oración, los doce cofrades volvieron, en un alarde de pericia y fuerza, a introducirlo en el templo, recompensado por los ánimos de riosecanos y visitantes.

La Semana Santa continuará en Rioseco este miércoles con el Vía Crucis del Cristo del Amparo y llegará a su eclosión con las dos procesiones más importantes, la del Mandato del Jueves Santo y la de la Soledad del Viernes Santo. Los cofrades riosecanos siguen mirando al cielo.

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