El artista actuará el próximo 26 de abril en el parking del Estadio José Zorrilla
Cosí fan tutte
La crítica cultural de Ágreda en TRIBUNA
Si se cotizara el aburrimiento en bolsa, el otro el día viendo Cosí fan tutte en el Calderón me hubiera hecho millonario en cuatro horas. Cuatro insufribles horas, contando el descanso; casi una eternidad duró el espectáculo. Todavía tengo pesadillas con el telón. Porque, que quieren que les diga, aquello me pareció más un recital de poca monta que una representación de una obra de Mozart.
El telón, ¡ay! el telón. Para que se hagan una idea rápida, les pongo en situación: un telón ocupando todas las tablas del teatro y gente cantando y haciéndose arrumacos que no se los creía nadie. Entre el telón, las rayas de coca, el osito, el osito gigante, los ramos de flores de plástico y los corazones, en eso consistió el diseño de la escenografía de Emauele Sinisi iban pasando los soporíferos minutos y aquello no había por donde cogerlo.
Y además a la dirección musical a cargo de Carlos Aragón se le fundieron los plomos desde el primer compás. Plano toda la noche, no supo dar el vuelo y la energía propicia para que la música de Mozart sonara a Mozart. Llegaba la música al patio de butacas como si la estuvieras oyendo a dos mil kilómetros de distancia; muerta, en una palabra. El bajo tono musical resulto evidente cuando llegó el maravilloso trío que es Soave sía il vento y se les notaron todas las costuras a los tres cantantes. La soprano Jaqueline Livieri obsequió al público buenos momentos, pero servido con cuenta-gotas. No me gustó nada el vestuario y esa infantilización que no venía a cuento y que rebajó el espectáculo notablemente.
Correcta, sin más, estuvo la mezzosoprano Carmen Artaza, muy alejada a veces de la elegancia y el glamour que exige el texto mozartiano. El barítono Josep-Ramón Olivé no le cogí el punto en toda la noche. Poco creíble con esa peluca de todo cien, más me pareció propio de una chirigota de Cádiz que de una ópera de Mozart. Al mismo nivel, pongo al Tenor Joel Prieto, aunque con mejores dotes artísticas, no me conmovió en ningún momento.
El trabajo del barítono Enric Martínez Castignani paso por el Calderón sin pena ni gloria. Su trabajo resultó de una inanidad prescindinble y olvidable cuando acabe de escribir estas líneas. Al Coro del Calderón, ¡pobrecito! Les colocaron en un palco, estilo lata de sardinas y demasiado hicieron, cantando mirando hacia la nada
Menos mal, Gracias a Dios que aparecía de vez en cuando la estupenda soprano Paula Mendoza. Ella fue la que me sujetó a la butaca las cuatro horas que duró Cosí fan tutte. La frescura del personaje de Despina se debe por completo a su talento. Su personaje alumbró el patio de butacas, su canto resulto atractivo y lleno de personalidad y su desempeño actoral cada día sube más enteros. Gracias, gracias, gracias.
El público aplaudió -como suele ser habitual- a todos los participantes, especialmente, como no, a Paula Mendoza.
Cuenta con más de 300 piezas cedidas por una decena de instituciones vallisoletanas
La treintena de premios y menciones de las diferentes secciones competitivas se desvelarán en el Auditorio Municipal Emiliano Allende, entre actuaciones musicales
Dentro del ciclo 'Escolares y en familia', Paco Díez ofrece un concierto centrado en la tradición