La memoria de Georg Friedrich Händel retumba en la Sala Sinfónica Jesús López Cobos del Centro Cultural Miguel Delibes (CMMD) Esta tarde aquí se disfruta de la escucha del El Mesías durante más de tres horas. El público abarrota la sala sinfónica y está con ganas de música, se nota, se palpa en el ambiente.

Esta magnífica obra del gran músico barroco Händel ha gustado y gusta a todos los públicos del mundo. Y da la casualidad que por esta obra no recibió ni un penique y eso que estaba a "tres menos cuartilla". Se estrenó en abril de 1742, desde entonces sigue sonando por estas fechas en todos los lugares del mundo.

El Mesías esta repleto de sonidos bellos, ¿acaso no es eso lo que nos gusta de la música? Y lo familiar que resulta, seguro que cuando suena recordamos su melodía y además esta sala está llena de familiares de coristas y eso siempre tiene su plus. Esta obra conjuga lo popular con lo clásico.

Como dice el programa, estos conciertos participativos que organiza la Fundación "la Caixa" ofrecen una enriquecedora experiencia que invita a las personas aficionadas al canto coral a actuar en un evento musical colectivo y a hacer realidad sus sueños delante de más de 1400 personas.

Dirige esta noche la OSCyL Richard Egarr, que se sabe la partitura de memoria. Dirige con brío a la orquesta y a los coros van vestido como si fueran "a la compra" cada uno a su libre albedrío, por cierto, esto es lo que menos me gustó del concierto. Prefiero que los rituales permanezcan en su lugar porque eso da trascendencia, seriedad y es agradable a la vida.

Los seguidores de la serie The Crown sabemos que hay cosas que llevan durando siglos, mantiene el hechizo. La tradición sirve en muchos casos como fortaleza y respeto por nuestros antepasados. Tenemos la obligación de preservarlo para las nuevas generaciones. La modernidad no siempre es la respuesta.

Lo que es cierto es que esta noche estamos disfrutando de la música. Orquesta, director, soprano, contralto, tenor, bajo, coro y público en perfecta comunión y con ganas de poner todo de su parte para que salga según lo previsto.

Está claro, para ponerse de acuerdo no hacen falta estar tres siglos discutiendo y matándose,  solo hace falta tener un objetivo común y trabajar en ello, con voluntad. Con voluntad, Nota, todo es posible.