El Espanyol eliminó (3-1) al Real Valladolid de la Copa del Rey en el Stage Front Stadium. Los de Paulo Pezzolano comenzaron mejor que su rival, merecieron incluso más que él, pero fallaron ocasiones muy claras ante un Joan García que salvó a los suyos cuando el encuentro así lo requería. La poca contundencia de los pucelanos también fue clave en la derrota, a la que se sumó esa ambición olvidada copera que había insinuado Pezzolano y que no se vio reflejada en Barcelona. La buena noticia es el debut goleador de Salazar, el único que puso algo de emoción en los últimos minutos.

BUENA PUESTA EN ESCENA CON OCASIONES DESPERDICIADAS

El Pucela comenzó el encuentro con las ganas de pasar de ronda. Lo demostró tomando la iniciativa y las riendas del partido. Fue el que más lo intentó y el que más generó. Sin embargo, no aprovechó las oportunidades que tuvo. Ni Cédric en primera instancia a centro chut de Tunde ni Gustavo Henrique sin oposición acertaron en la portería blanquiazul, en la que había murmullos cada vez que intentaba sacar el balón un inseguro Joan García, que acabó salvando a su equipo. De hecho, la intentona del central brasileño acabó con el balón en la línea de gol sin que este la rebasara del todo.

El Espanyol, mientras tanto, lo tenía claro: o me metas, o te termino matando. Y así fue. La primera jugada trenzada que hicieron fue la que acabaron materializando. Baldé arrancó con el balón, se la pasó a Jofre que, ante la pasividad de un nervioso y desafortunado Quintana, entró en el área y definió bien ante Jhon Víctor, que incluso pudo hacer algo más (1-0). El gol supuso un antes y un después porque al Real Valladolid le costó reaccionar, ya que fue el Espanyol el que se adueñó por momentos del balón sin hacer que despertara un Pucela inofensivo que ya había cambiado de actitud sin tener porqué.

Los de Luis Miguel Ramis, en este tramo, tuvieron una segunda oportunidad clara y, como en la primera, no la iban a dejar pasar. Otra jugada, en esta ocasión, por la banda izquierda, terminó con un centro al corazón del área de Salvi que remató Jofre completamente solo. El catalán solo tenía que poner la pierna para superar a Jhon (2-0). El guion del partido no era el que se había esperado el Pucela ni el que se había merecido porque estaba recibiendo un castigo excesivo para todo lo que había generado. Antes incluso de acabar el primer acto, los blanquivioletas tuvieron en las botas de Cédric el 2-1, pero el ariete falló en el mano a mano ante Joan, que vio cómo el balón salía desviado. El '35' continúa lejos de su mejor versión o, al menos, de la que cosechó en la pretemporada, que fue una carta de presentación que despertó el interés de varios equipos por hacerse con sus servicios, algo impensable a día de hoy.

FALTA DE INTENSIDAD Y UNA ACTITUD QUE DEJA MUCHO QUE DESEAR

La reanudación no alteró el guion del encuentro. Lo único que hizo es que estuviera más cerca el tercer tanto del Espanyol que el primero del Pucela. Los de Ramis controlaron el partido hasta tal punto de que el técnico local, sorprendentemente, agitó la coctelera de una forma radical antes que hiciera lo mismo Pezzolano, que es el que estaba perdiendo. El uruguayo prefirió dar entrada a David Torres cuando tenía la posibilidad de poder modificar el aspecto ofensivo, que era lo que realmente demandaba el partido.

Ya, pasado el minuto 70, la entrada de Anuar y Salazar obligó a a dar un paso hacia adelante a un Pucela que, sin generar apenas peligro, encontró el gol del joven canterano. La perla blanquivioleta remató el centro de Tunde al fondo de la red (2-1) tras el toque desafortunado de Ramón hacia su propia portería. Este tanto le daba la posibilidad al Pucela de forzar la prórroga, algo que Pezzolano tuvo en cuenta porque entraron de una tacada Raúl Moro y a Iván Sánchez. Aun así, el Pucela no consiguió revertir una situación que tuvo su particular guinda al pastel. 

En el último saque de esquina de los pucelanos, Jhon subió a rematar. Montiel puso el centro y Joan García lo atrapó sin problemas. El cancerbero brasileño prefirió quedarse mirando a la mencionada acción que bajar corriendo hacia su portería. El Espanyol aprovechó su falta de atención para que entre Aguado y Puado se confeccionara el tercer tanto que sentenciaba el partido (3-1). La celebración llevó consigo varios encontronazos y rifirrafes entre el cuerpo técnico y jugadores de ambos equipos que acabó con la expulsión de Kenedy por protestar a expensas de lo que el colegiado concrete en el acta.

La derrota, en cualquier caso, deja al Pucela eliminado de una competición que hace mucho que no tiene a los blanquivioletas en rondas superiores porque cada año, sea el entrenador que sea, el equipo viaja a los respectivos campos sin ganas ni ambición.