El UEMC Real Valladolid Baloncesto alargó este miércoles su buena racha tras ganar (71-65) a Gipuzcoa en un encuentro que tuvo dos partes muy diferentes. No obstante, los visitantes no lograron ponerse por delante en ningún momento, dato que demuestra el buen hacer de los de Paco García, totalmente inmersos en la lucha por el ascenso.

SUPERIORIDAD INICIAL

El UEMC salió al partido con una marcha más que su rival. Más acertado, más intenso y con más ganas. Se notaba la buena racha de los blanquivioletas, que no quieren parar de dar alegrías. De hecho, el dominio pucelano no tardó en surtir efecto. Un parcial de 15-6 reflejaba la superioridad de los locales gracias a la buena actuación de Nwogbo que acabó el primer cuarto con siete puntos. Gipuzkoa, sin embargo, reaccionó y se mantuvo en partido (22-17) porque Barcello empezaba a aparecer.

Este guion siguió en el segundo cuarto: los pucelanos mandando y los azulones esperando. El problema para los de Mikel Odriozola es que Devin Schmidt y Mike Torres comenzaban a mejorar sus porcentajes, algo que hacía que aumentara la ventaja (44-33). Los 16 puntos de Ngowbo y el 100% de acierto en los tiros libres de los locales fueron claves para alargar la sonrisa de Pisuerga. 

IGUALDAD Y REACCIÓN A TIEMPO

La reanudación, sin embargo, al que mejor le sentó fue a Gipuzkoa. El UEMC salió dormido y le costó reaccionar hasta tal punto de que los de Odriozola se pusieron a un solo punto (50-49) gracias a un parcial de 6-16. Le devolvían los visitantes la moneda a los locales tras el gran inicio de partido que hicieron estos últimos. Pisuerga, conocedora de la situación porque lo ha vivido más veces, empezó a apretar porque el encuentro afrontó el último cuarto con todo por decidir (56-51). 

Barcello, ante la dificultad del reto, empezó a sacar su fusil (29 puntos, 33 de valoración y 4/6 en triples). Aun así, no era suficiente para que Gipuzcoa se pusiera por delante, algo que no pasó en todo el encuentro porque los azulones nunca tuvieron ni siquiera una mínima ventaja. La buena gestión de los de Paco, que se sienten cómodos en casa ante estas situaciones, provocó que Gipuzcoa no tuviera opciones, aunque sí que metió el miedo en el cuerpo a los asistentes. La fiesta llevó consigo algún que otro tapón de Belemene, el acierto regular de Ngowbo y la magia de Schmidt, que no hace falta que haga un buen encuentro para demostrar su valía. 

El Pucela Basket aprovechó la igualdad en los últimos instantes para sentenciar (71-65) un encuentro que se le fue complicando también por el cansancio que supuso la histórica victoria en el WiZink. Ya son cinco consecutivas de los pucelanos, bagaje a la altura de los transatlánticos en esta siempre igualada LEB Oro 2023/2024.