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"Hay una sobrecarga de imágenes de odio que han generado inmunidad"

Diego del Pozo, vallisoletano reconocido internacionalmente, llega por primera vez al Patio Herreriano con 'Oído, odio', un videoarte que analiza la forma del odio

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"Hay una sobrecarga de imágenes de odio que han generado inmunidad"
Diego del Pozo delante del Museo Patio Herreriano. Foto: Sergio B.
Rebeca Pasalodos Pérez
Rebeca Pasalodos Pérez
Lectura estimada: 6 min.
Última actualización: 

Llegar a entender la forma del odio. De cómo se construye, cómo se refleja o cómo se percibe en este mundo en el que la percepción de la realidad se limita cada vez más a unas breves imágenes a través de la pantalla de un móvil. De toda la estructura de este sentimiento tan humano y a la vez inhumano versa la obra 'Oído, odio', un videoarte del vallisoletano Diego del Pozo (1974), que se expone en el Museo Patio Herreriano -salas 3, 4 y 5- a partir de este sábado día 7 y hasta el próximo 10 de marzo de 2024, dentro de la muestra colectiva 'La ocupación. Carta blanca a Cabello/Carceller'. Una película que ya forma parte de la colección del Reina Sofía de Madrid y el IVAM de Valencia y que ha pasado, entre otros, por el Festival de Málaga para llegar por fin a la ciudad natal de su autor, quien no esconde la ilusión de exponer en Valladolid.

PREGUNTA: Es usted un artista reconocido internacionalmente, ¿cómo empezó su carrera?

RESPUESTA: Yo viví en Valladolid hasta los 18 años, en el Barrio Belén, luego me fui a estudiar a Salamanca Bellas Artes, porque en Valladolid había Arquitectura y Salamanca era la más cercana en Bellas Artes, y después estuve en Holanda un tiempo. Tras eso, me vine a vivir a Madrid ya hace 25 años a hacer la tesis, pero mi familia sigue en Valladolid y voy bastante a menudo.

P: ¿Qué ofrecía Valladolid entonces a un joven aspirante a artista?

R: Yo hice muchas cosas en Valladolid con toda la red de centros culturales de barrio, también me acuerdo de la casa Revilla, el Museo Nacional de Escultura... Para mí Valladolid es un lugar, que dentro de su escala como de ciudad de provincias mediana, sí que es muy rico en referentes estéticos, artísticos y culturales. Fue importante criarme en una ciudad con un movimiento vecinal tan fuerte en los años 80, que fue determinante para modificar y cambiar la ciudad. Eso, junto a momentos muy importantes de la Seminci en los 90, y la Muestra de Teatro, que desafortunadamente se la cargó la Junta de Castilla y León cuando cambió el gobierno a principios de los 90. Recuerdo una ciudad con muchos estímulos en ese sentido.

P: ¿Qué podemos esperar de 'Oído, odio'?

R:  Es una película que hace un análisis sobre cómo accede la gente a las imágenes del odio, con imágenes explícitas, donde ves cómo alguien agrede a otra persona o incluso la mata. En ella, hago un recorrido sobre cómo ha cambiado el modo en el que percibimos esas imágenes. En los años 90, nos llegaban a través de la televisión y utilizo tres casos muy famosos: el caso de Lucrecia Pérez Martos, una mujer dominicana asesinada en 1991 en Madrid por un Guardia Civil, primer caso que se ha tipificado como asesinato de odio hacia un migrante en España. Después está el caso de Sonia Rescalvo, que es el caso tipificado de una persona trans asesinada en España por un grupo de neonazis en el parque de la Ciudadela en Barcelona, y luego el caso de Ana Orantes, muy famoso porque el marido la mata una semana después de haber ido a la tele, al programa de Irma Soriano, a denunciar el maltrato sistemático al que la había sometido. Luego pasamos a los años 2000 en los que esos crímenes nos llegan a través de las cámaras de vigilancia. Y después, desde hace 10 años hasta hoy, nos llegan por las grabaciones de teléfono, como por el caso famosísimo de George Floyd, en Estados Unidos, en el que un policía le asfixia y lo graban algunos vecinos del barrio. La película no se queda solo en lo analítico, sino que luego con un grupo de 'performers' hacemos ejercicios de escucha y resistencia con el cuerpo. La película va mezclándolo para preguntarnos por la forma del odio.

P: ¿Cree que la sociedad se ha hecho inmune al odio a causa de tantas imágenes virales?

R: Creo que hay una sobre carga de imágenes y hay un aspecto a veces casi amnésico, lo que ha generado una especie de inmunidad. Es peligroso olvidar ciertos funcionamientos de cómo opera la violencia en nuestro sistema porque entonces no se toman medidas en contra de ella. Yo no sé si el mundo es más violento que antes, pero desde luego es un mundo más complejo y la violencia circula con más facilidad.

P: Esta disección que hace de la materialidad del odio, ¿podríamos decir que es una extensión de su tesis en la que aborda las políticas y economías afectivas?

R: Yo hice una tesis que tiene que ver las formas de los afectos y de las emociones y las economías que se construyen en torno a las emociones. Me interesa mucho pensar por qué la gente siente de una determinada manera. Creo que hay mucha singularidad en cómo sentimos pero también hay mucha uniformidad, cada vez más. Hay una construcción sistemática en la que se dirigen muchas veces las emociones. La película surge de una evolución orgánica de mi trabajo: he trabajado con el amor, con el miedo, con la vergüenza, con muchos afectos pero en un momento determinado apareció la necesidad de trabajar con el odio. Trabajo, también, mucho con temáticas feministas y queer y el odio es una encrucijada para las personas de las comunidades LGTBI.

P: ¿Qué recorrido lleva ya esta obra?

R: Esta película la hice gracias a la beca de creación de producción artística del BBVA y, de hecho, casi se acabó en 2021. La adquirió el Museo Reina Sofía de Madrid, eso significa que entran dentro de la colección del museo. Yo ya tenía una obra en el Reina, 'El porvenir de la revuelta', que es un diagrama de dibujo muy grande, que ha estado expuesta como dos años y medio. 'Oído, Odio' también la adquirió el IVAM de Valencia. La mostré por primera vez en una exposición que hice individual en el palacio de la Madraza en Granada. Después, también en una galería con la que trabajo en Valencia, House of Chappaz. Fue la exposición que inauguró la temporada de 'Abierto Valencia' el año pasado y, de hecho, nos dieron el premio por la exposición. Después ha estado circulando en algunos festivales, como en el Festival de Málaga, en la sección oficial de documentales; en Documenta Madrid, en la sección de competición nacional, y ahora en un mes se va a ir a Italia a Frontdoc, que es el festival internacional de cine de la frontera, en el valle de Aosta en Italia. Espero que siga viajando. En Seminci no la podíamos estrenar, porque ya la habíamos estrenado.

P: Expone por primera vez en el Patio Herreriano, ¿cómo le hace sentir?

R: Esta es una exposición de Carceller y Cabello, que es un colectivo de artistas que llevan trabajando muchísimos años. Fueron a representar a España en la Bienal de Venecia hace años. Han querido hacer una exposición en el que muestran su trabajo pero que luego muestran un diálogo bastante grande con muchos artistas. En la exposición somos como 15 o 20 artistas. A mí me pidieron la película. Me hace ilusión porque nunca había expuesto en el Patio Herreriano, aparte por participar en una exposición con ellas, que aprecio mucho su trabajo, y también porque sea aquí en Valladolid, que es mi ciudad.

P: ¿Le gustaría ser más conocido en Valladolid?

R: Yo creo que el trabajo lo hacemos porque tenemos una necesidad, no realmente para ser conocidos, aunque el reconocimiento pueda ser importante. Tengo una trayectoria de mucho tiempo de trabajo. Todo lo que sea que el trabajo circule y que surjan nuevas situaciones para producir otros trabajos, es bienvenido. Claro que me encantaría hacer más cosas en Valladolid. Estoy trabajando ahora con un proyecto que tiene que ver con archivos del movimiento vecinal que tiene que ver con gestos de protesta. Sí que sería bonito cuando concluya, de alguna manera mostrarlo. Sí me gustaría hacer más cosas en Valladolid. 

 

Más Info.

De La Habana a París: profeta en tierras lejanas

'Desconocido' no quizás la palabra exacta que se pueda aplicar en Valladolid a Diego del Pozo, puesto que es cierto que ha trabajado con la Diputación Provincial y también con la Galería Evelio Mayubo, pero es seguro que en la capital del Pisuerga no se tiene la conciencia exacta del abrumador talento surgido de estas tierras y que brilla en los círculos artísticos nacionales e internacionales. Profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca y actualmente residente en Madrid, es parte de los colectivos C.A.S.I.T.A., Subtramas y Declinación Magnética.

En su recorrido internacional, destaca su participación en la Bienal de la Habana; en la Bienal Centroamericana en Costa Rica y Nicaragua y en varias ediciones de la Bienal Sur, en Argentina, de donde acaba de regresar tras participar en una exposición colectiva con Declinación Magnética. También con este colectivo ha acudido al Videoart Festival, en Copenague. Ha participado, además, en los Rencontres Internationales, lo que le ha permitido mostrar vídeos en el Centre George Pompidou de París o en Berlín.

En su trayectoria en España, Del Pozo marca como uno de los hitos más importantes en su carrera la consecución de la Beca de creación artística Leonardo BBVA, que es la beca más grande que existe en España de creación artística, dotada con 40.000 euros, y que es con la que hizo 'Oído, odio'. Cuenta con participaciones en exposiciones en el Reina Sofía como en 'Un saber realmente útil'. Por su puesto, más que reseñable es el hecho de tener obras en este museo y haber participado en la colección permanente con 'Vasos comunicantes' así como tener obra en la colección IVAM de Valencia. Asimismo, ha expuesto en el MUSAC de León en varias ocasiones. En el Macba de Barcelona; en Granada, en el palacio de la Madraza, en el País Vasco, en Navarra, en Burgos, Salamanca... y ahora, por primera vez, en el Patio Herreriano de Valladolid.

1 comentario

* Los comentarios sin iniciar sesión estarán a la espera de aprobación
señor equis 10/7/2023 - 2:20:25 PM
Que se pasee por la sección de comentarios de este periódico para tomar nota del odio que rezuma cada vez que hay una noticia donde sale Puente o Sánchez. Los "españoles de bien" tienen el odio hirviendo en la sangre.
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'Desconocido' no quizás la palabra exacta que se pueda aplicar en Valladolid a Diego del Pozo, puesto que es cierto que ha trabajado con la Diputación Provincial y también con la Galería Evelio Mayubo, pero es seguro que en la capital del Pisuerga no se tiene la conciencia exacta del abrumador talento surgido de estas tierras y que brilla en los círculos artísticos nacionales e internacionales. Profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca y actualmente residente en Madrid, es parte de los colectivos C.A.S.I.T.A., Subtramas y Declinación Magnética.

En su recorrido internacional, destaca su participación en la Bienal de la Habana; en la Bienal Centroamericana en Costa Rica y Nicaragua y en varias ediciones de la Bienal Sur, en Argentina, de donde acaba de regresar tras participar en una exposición colectiva con Declinación Magnética. También con este colectivo ha acudido al Videoart Festival, en Copenague. Ha participado, además, en los Rencontres Internationales, lo que le ha permitido mostrar vídeos en el Centre George Pompidou de París o en Berlín.

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