El artista actuará el próximo 26 de abril en el parking del Estadio José Zorrilla
Música de cine
Una nueva edición de 'Palabras contra el olvido', las crónicas culturales de TRIBUNA
La OSCyL dirigida por Rubén Gimeno y con la narración de Salvador Vidal ofreció en la Sala Jesús López Cobos homenaje al gran compositor americano John Williams. Por el olor corporal que tienen los espectadores se puede llegar a conocer el género de película y la edad recomendada para verla al revelar los niveles de violencia, sexo, comportamiento antisocial, uso de drogas y lenguaje inapropiado de la cinta proyectada.
Esto no lo digo yo, Dios me libre. Lo dice la Universidad de Harvad que acoge cada año los Ig Nobel, uno de los premios antagonistas del Oscar. Dice su promotor que este tipo de premios primero hacen reír y después pensar. Suenan los primeros compases de la película Múnich de Spielberg y te das cuenta que el pensamiento visual que te produce la película solo con la música se queda cojo.
Solo hay que ver las caras del público cuando suena el tema principal de la película de Tiburón. Ni una mueca, ni un gesto de miedo, nada. El personal está escuchando la música, pero allí la emoción que muestra la cinta no se ve por ningún sitio. Y eso que el sonido de la OSCyL llega claro y convincente, pero allí hace falta "más carbón" para que aquello carbure.
Se van sucediendo los temas de las películas El patriota, Harry Potter Suite y Parque Jurásico y la música de John Williams tantas veces oída y disfrutada en la sala de cine, aquí en la sala sinfónica su magia cinematográfica se va revelando a sorbos, pero ya no sientes aquello que sentiste la primera vez que la viste. La vida, te das cuenta mientras escucha la música, es cambio, transformación, seamos o no consciente de ello y supongo que es algo que influye inevitablemente mientras ves como aparecen los protagonistas en la pantalla de la sala.
Más que el recuerdo de la película muchas veces perdura en nosotros con quien la vimos y en qué momento. Llega la música de La lista de Schindler y toda la angustia, el dolor, la violencia, el horror en definitiva te entra por los oídos en este mundo en el que tenemos una gran facilidad para vernos como víctimas, pero no como culpables de provocar el mal.
Escribe Montaigne que todos tenemos que tener una trastienda donde ocultarnos del mundo. Esta tarde la trastienda ha sido el CCMD y la música de John Williams que nos ha hecho sentirnos vivos porque ha generado una reacción a los que hemos oído.
Cuenta con más de 300 piezas cedidas por una decena de instituciones vallisoletanas
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