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Darío Domínguez, profeta en su tierra, ya es matador del toros

El iscariense firmó una meritoria labor en el día de su alternativa en un festejo en el que triunfaron un poderoso Emilio de Justo y un excelso Pablo Aguado

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Darío Domínguez, profeta en su tierra, ya es matador del toros
Darío Domínguez se convierte en matador de toros. FOTOS: Fermín Rodríguez
Jesús  López Garañeda
Jesús López Garañeda
Lectura estimada: 3 min.
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Una oreja del sexto de la tarde y vuelta al ruedo clamorosa en el de su alternativa ha sido el bagaje efectivo de Darío Domínguez, el nuevo torero de Íscar, al haber sido ungido esta tarde por el maestro padrino Emilio de Justo con Pablo Aguado como testigo, entregándole con un abrazo su nuevo doctorado en el arte de torear. Y la alternativa la recibió lidiando a 'Tarzanito' un toro de los Hermanos Garzón Valdenebro, bravo y encastado, un zapatito de toro, como si hubiera sido escogido a moco de candil para el muchacho iscariense. Tras la ceremonia, el toricantano bridó su toro a Jesús Herrero, el diestro de Cuéllar con el que mantiene una gran amistad y quien le ha orientado en esta difícil tarea de llegar a ser diestro torero.

Toreó bien con la derecha al ejemplar al que intentó someter de entrada por bajo, genuflexo, con estilo, pero con los aceros fue un atraganto pues precisó de dos intentos con el estoque y cuatro golpes de verduguillo, recibiendo un aviso del palco. Acabó su faena entre aplausos de sus paisanos y dio la vuelta al ruedo, recogiendo afectos, saludos y flores.

Con el que cerraba plaza, un toro más cuajado y con cierto peligro pues se revolvía buscando al torero, lo brindó a sus padres presentes en una barrera y se fajó con cierto estilo con él especialmente con la mano derecha. Lo despachó de pinchazo, estocada y descabello recibiendo una oreja pedida mayoritariamente por el público que llenó media plaza del coso cubierto iscariense en tarde calurosa.

Sus compañeros de terna, Emilio de Justo y Pablo Aguado salieron a hombros de la plaza tras cortar tres orejas cada uno de ellos.

Y si por algo debería destacar hoy es por el tercero de la tarde, un toro burraco espléndido, repetidor, humillador, noble y bravo como él solo, merecedor del pañuelo azul que no fue sacado por el presidente de esta corrida, tras la lidia que le instrumentó Pablo Aguado, un torero con capote de seda. Aguado toreó despacio, lento, pausado, templado, en lances hermosos muy aplaudidos y reconocidos por el público. Su faena larga y aclamada hizo que los naturales fueran larguísimos, impresionantes, admirables.

Pinchó con el acero en el primer intento y una estocada entera caída acabó con el bravo animal, concediéndosele una oreja.

No me gustó el gesto del torero con el palco increpándole desde el ruedo seguramente por no haber exhibido el pañuelo azul porque aunque se pidió la segunda oreja con fuerza por el público, la petición no fue atendida y la verdad que por la faena es posible que la mereciera pero no por la suerte de matar.

Cosa que remedió totalmente frente al quinto de la tarde, Desde el saludo capotero espectacular, espacioso acabado con una media que todavía dura dibujada en el coso iscariense, y el toreo a media alturita pues el animal era flojo de remos y el abaniqueo final, hasta la estocada entera tirándose en un volapié hecho a ley, Aguado estuvo fenomenal, mereciendo salir, como salió, por la puerta grande.

Y el director de lidia Emilio de Justo, torero emérito, inolvidable, único, de Torrejoncillo, puso la plaza a revientacalderas con su faena que terminó con un epílogo de rodillas antes de lograr una gran estocada con el cuarto de la tarde. Emilio de Justo había exprimido al primero de su lote como un limón, sacándole todo el zumo de bravura dentro de la falta de raza del animal. Su faena poderosa caló entre los espectadores y de Justo pese a todo sonrió, tras un pinchazo sin soltar y estocada trasera y algo caída.

¡Qué dos toreros han pasado hoy por Íscar!. Poderosos, señalados por el oficio y el temple, uno Pablo Aguado sutil y toreando a cámara lenta y otro, Emilio de Justo, con valor, colocación, técnica y sabiduría ante la cara de un toro, sobre todo en el que brindó a David Luguillano. Y con ellos un muchacho de Íscar, Darío Domínguez, vestido de blanco y oro, que ha visto cumplido su sueño al llegar a ser torero en la tarde de hoy y ante sus paisanos de la tierra.

 

Más Info.

FICHA DE LA CORRIDA:

Plaza de Toros de Íscar. 2ª corrida de Feria. Media entrada. Sonó el himno nacional de España antes de romper el paseíllo.

Seis toros de Hermanos Garzón Valdenebro, bravos, nobles y enrazados, 1º y 3º, aplaudidos en el arrastre, para Emilio de Justo, oreja y dos orejas; Pablo Aguado, oreja y dos orejas y Darío Domínguez que tomaba la alternativa, vuelta y oreja.

Saludó Javier Ambel tras parear al sexto de la tarde.

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Más Info.

FICHA DE LA CORRIDA:

Plaza de Toros de Íscar. 2ª corrida de Feria. Media entrada. Sonó el himno nacional de España antes de romper el paseíllo.

Seis toros de Hermanos Garzón Valdenebro, bravos, nobles y enrazados, 1º y 3º, aplaudidos en el arrastre, para Emilio de Justo, oreja y dos orejas; Pablo Aguado, oreja y dos orejas y Darío Domínguez que tomaba la alternativa, vuelta y oreja.

Saludó Javier Ambel tras parear al sexto de la tarde.

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