Era el momento más esperado del día después de la celebración de la Marcha Asprona y con el permiso del estreno de la talla Jesús Divino Redentor de la Cofradía Penitencial de la Sagrada Pasión de Cristo. Llegó minutos más tarde de lo establecido, pero la presidenta de la Comunidad de Madrid salía del coche a las 14.10 horas aproximadamente en el Paseo Zorrilla justo en el punto donde acaba la calle Santiago. Nada más bajarse del vehículo, Isabel Díaz Ayuso fue saludando uno a uno a sus compañeros 'populares' (Carnero, Mañueco, Conrado...), pero algún vallisoletano, sorprendido por verla, quiso acercarse para saludarla. 

La presidenta, acostumbrada a este tipo de situaciones, se sintió muy cómoda desde el principio. Eso sí, tuvo que ser la Policía Nacional e incluso el concejal Carlos Paramio los que intentaron controlar el baño de masas porque la presidenta madrileña no salía de la calle y tenía que dirigirse a la Plaza Zorrilla donde le esperaba la candidatura del Partido Popular al completo con el exalcalde Javier León de la Riva incluido. De hecho, no pudieron pasar por varios puntos de la capital a la hora exacta porque, cada minuto que pasaba, había más ciudadanos que querían hacerse una foto con Ayuso. Y no solo se hizo una, sino dos, tres, cuatro, cinco hasta que cambió el rol de 'turista' a anfitriona porque se paraba con la gente que la saludaba desde la lejanía. 

Por ello, y tras hacerse la foto de rigor con los candidatos, entró en la tienda de la Casa de Carcasas para sorpresas de las empleadas que, con mucho gusto e ilusión, hablaron con la 'popular' junto a Carnero, que empezaba a ejercer como espectador de excepción. No obstante, cuanto más gente se acercaba a Ayuso, más gente le transmitía su apoyo a un Carnero que estuvo más irónico de lo normal. Esto último llegó hasta tal punto que cuando la comitiva 'popular' alcanzó una peluquería, el candidato comentó a las empleadas que si tenían hora para él porque luego se pasaba. El cómico e icónico momento continuaba con la anécdota de la visita. 

Los 'populares' se encontraron por el camino al alcalde de Tiedra, Nunilo Gato, que también quiso acercarse a Ayuso, a pesar de las diferencias y distancias que separan a ambos ideológicamente. Y no solo fue ese el único detalle del paso de Ayuso por Valladolid, sino que la presidenta también dio ánimos a un pequeño deportista de Cigales y a un aficionado del Real Valladolid en silla de ruedas, al que firmó su escayola avisándole de que no le iba a grabar el escudo del Real Madrid.

Los minutos pasaban, y ya llegados prácticamente las 15.30 horas, que era cuando comenzaba el mitin-almuerzo en la Salaveinte, la Plaza Coca se rindió a Ayuso con una reseñada ovación con gritos incluidos de "¡Presidenta, Presidenta!". Parecía que esos aplausos iban a ser los últimos antes de la comida programada de los 'populares', pero en la calle San Lorenzo volvieron los ciudadanos a darla un baño de masas que, al fin y al cabo, sirvió para respaldar a Carnero, que era realmente el motivo de la visita de la presidenta a Valladolid.