El artista actuará el próximo 26 de abril en el parking del Estadio José Zorrilla
Triple salto mortal
Saber utilizar la energía es un aprendizaje indispensable en todo equilibrio. Esta noche en el LAVA, Common Ground Circus (Alemania, Bélgica y Países Bajos) lo está demostrando. Es verdaderamente impresionante, sobrecogedor (permítame esa palabra desconocido lector) lo que estamos viendo en la Sala Concha Velasco. Verlos a dos metros de distancia impone. Pero estos grandes artistas sorprenden por su madurez, por su criterio, por su tensión dramática, por su virtuosismo seco y su dramatismo. Y también por su humor.
El espectador no puede hacer otra cosa que dejarse llevar. Dejarse llevar por los movimientos, por la música tan estupenda que siempre los acompaña, esta gente sabe hacer de todo. Porque este espectáculo tan espectacular no tiene truco. Está pasando lo que estas viendo. Y ¿qué está pasando? Pues lo cuenta muy bien Sándor Márai en su imprescindible libro El último encuentro. Hay cosas que no se pueden expresar con palabras. Estos artistas tienen entre ellos unos lazos, existe entre ellos una hermandad muy fuerte y más densa que la que une a los gemelos que salen del mismo útero.
Lo saben todo del otro cuerpo, de sus manos, de sus pies. Se entienden con la mirada. Saben hasta lo que sueña uno del otro. Viéndolos colgados del trapecio, a una velocidad de vértigo como hacen cabriolas, malabarismo, cruce de piernas y manos y que no se rompan la crisma resulta milagroso. Y todo vestido de calle, como el que se está tomando un café.
Se calcula que se requieren 10.000 horas para ser experto en algo. Es el tiempo que los investigadores estiman necesario para que habilidades complejas se arraiguen con profundidad suficiente para utilizarlas sin esfuerzo, para convertirse en conocimiento tácito. Esta gente entiende el circo como un derecho y una riqueza que hacen al público disfrutar sufriendo. Disfrutar y tener durante 70 minutos buenos pensamientos. Que no se caiga, que no se tropiece y que todo tenga un final feliz.
Y por supuesto la gran enseñanza del circo: cultivar la solidaridad, por eso estos artistas resultan esenciales para el devenir de la cultura y también para el devenir de los pueblos. Después de tanto sufrimiento no me quedo otra cuando llegué a casa que prepararme un par de Martinis Extra Dry -el favorito de Buñuel- cuatro partes de ginebra y una de Martini (más una aceituna verde y una ralladura de limón) con el primer trago empecé a respirar, no saben ustedes lo mal que lo pasé. Oye, esto ya es otra cosa?
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