Allí han analizado estrategias de detección y abordaje de dificultades en niños de 0 a 6 años
Aprobado el nombramiento de la vallisoletana Teresa Enríquez de Alvarado como Venerable
El papa Francisco valora "la firmeza de su fe y su amor a Jesús Eucaristía"
El papa Francisco autorizó la promulgación del decreto vaticano que nombra a la vallisoletana Teresa Enríquez de Alvarado, nacida en Medina de Rioseco en 1450, como Venerable para la Iglesia, junto al reconocimiento con el mismo título de un sacerdote, tres religiosas y un laico más.
Según informa la oficina de prensa del Vaticano en un comunicado, Teresa Enríquez de Alvarado, que vivió en España entre los siglos XV y XVI, fue educada desde niña en la fe. Dama de compañía de Isabel de Castilla, por deseo de la familia se casó con un ministro de la soberana. Tuvo cuatro hijos, pero enviudó en 1503.
El Vaticano ha valorado, para su nombramiento como Venerable, que "la firmeza de su fe y su amor a Jesús Eucaristía la llevan a apartarse de la pompa de la corte española para dedicarse a la oración y a las actividades caritativas". Se retiró entonces a Torrijos, cerca de Toledo, donde llevó una vida austera y se dedicó a los pobres.
Durante esa etapa, hizo de madre y educadora de niños que quedaron huérfanos a causa de la peste y el hambre, se ocupó de niñas y mujeres de la calle, atendió a los enfermos y trabajó para reavivar el culto al Santísimo Sacramento. También administró el patrimonio familiar con inteligencia y prudencia, destinándolo sobre todo a obras de caridad y a la construcción de lugares de culto, y contribuyó a la fundación de varias cofradías, un monasterio y cuatro conventos.
Murió el 4 de marzo de 1529 y, en los últimos tiempos, su figura afloró en los Congresos Eucarísticos.
La 'Marea Blanca' recorrió el centro de la ciudad al grito de 'Defendamos nuestra sanidad pública. Defendamos nuestros derechos'
El afortunado selló su boleto en la calle Hernando de Acuña del barrio vallisoletano
Con una visión renovada del mundo que nos rodea, el ahora alcalde de Valladolid reconoce que la fe, la familia y los amigos fueron esenciales