El grupo de investigación policial pudo acreditar que el anunciante era, en realidad, una empresa ficticia usada en muchas estafas
Diecinueve años del 11M: "Fue uno de los peores días de nuestra vida"
Valladolid también sufrió la pérdida de dos jóvenes: Laura y Carlos
Han pasado casi dos décadas, 19 años para ser exactos, pero el 11 de marzo de 2004 quedará en el recuerdo de toda España para siempre, pasen los años que pasen. Sobre todo para aquellas familias que, desgraciadamente, vivieron de primera mano el hecho de que te arrebaten a un ser querido.
Aunque el atentado se produjo en Madrid, Valladolid fue una de las provincias que tuvo víctimas. Laura y Carlos eran dos jóvenes vallisoletanos que perdieron la vida aquel maldito "11-M".
La historia de Laura
Laura Laforga Bajón, natural de Valladolid, tenía 28 años. Llevaba menos de un año viviendo en Madrid por motivos de trabajo, ya que daba clases en un colegio al que se desplazaba cada mañana en ese tren.
Concha, prima de Laura, recuerda ese día "como uno de los peores de su vida, y de toda su familia". Concha ha explicado a TRIBUNA que cuando ocurría algo relacionado con un atentado en Madrid siempre se llamaba con sus hermanos para comprobar que todos estuvieran bien. Ese día hicieron lo mismo. A sus hermanos Miguel Ángel y Santiago los tenía localizados; pero a su prima Laura no.
Concha y sus hermanos no pararon de llamar a la joven y no recibieron ningún tipo de respuesta. Sus padres tenían "la esperanza de que al menos estuviera herida", porque sabían que había cogido ese tren. Recorrieron todos los hospitales, pero no dieron con ella. Finalmente fueron a IFEMA, "que es el último sitio al que vas, porque es donde están los fallecidos, y allí estaba Laura". Sus padres reconocieron su cadáver alrededor de las ocho o nueve de la tarde, es decir, más de doce horas después del atentado.
Laura cogía ese tren todas las mañanas, pero ese día era el último que tenía que hacerlo, porque había alquilado otra casa en otro lado de Madrid. Según su prima, "la vida les cambió". Laura tenía otra hermana, Beatriz, "pero la vida a partir de ahí no es la misma".
Concha tenía una relación muy cercana con Laura. "Siempre hemos ido de vacaciones juntos, en las Navidades nos veíamos siempre, y de hecho, mientras Laura estuvo en el paro, cuidó a mi hija durante más de un año, y dormía en mi casa en Valladolid", recuerda.
"Alegre, divertida y generosa". Así recordará Concha siempre a su prima, que era como una hermana para ella. "Le gustaban mucho los niños, y por eso se dedicó a la enseñanza". Además, Concha reconoce que tiene "sobrinas pequeñas que se parecen a ella. Los genes son los genes", asegura emocionada.
"Laura está siempre. Si vas a casa de cualquiera de la familia, todos tienen un marco con su foto. El estado de WhatsApp de su padre es 'Laura'. Siempre está presente".
Concha y sus hermanos mantienen a Laura en su memoria con "un recuerdo grato". "Nos hemos quedado con los buenos momentos, como pasa con todas las personas que fallecen tan jóvenes, pero con sus padres y su hermana es diferente, para ellos es un recuerdo muy doloroso, porque les han quitado la posibilidad de ver madurar a su hija, de tener nietos... es una pérdida irremplazable", relata.
Desde entonces, y hasta hoy, la familia de Laura no ha vuelto a tratar el tema nunca más, "por respeto a sus padres, ya que eso añadiría más dolor", concluye Concha.
La historia de Carlos
Además de la capital, un pueblo que también sintió una gran pérdida fue Quintanilla de Onésimo. Carlos Soto Arranz fue otra de las víctimas vallisoletanas que perdió la vida aquel 11 de marzo de 2004. TRIBUNA ha podido hablar con Antonio Castrillo, alcalde de Quintanilla de Onésimo en esos momentos. Castrillo fue edil de la localidad vallisoletana durante doce años no consecutivos, y para él las fechas del atentado terrorista "quedarán marcadas para siempre", lamenta.
La "triste noticia" de que había fallecido "un hijo de Quintanilla" llegó al pueblo un día después. "Carlos era un chaval huérfano de padre y madre, pero él nació aquí", informa Castrillo, que añade: "Aunque no tuviéramos un contacto muy constante con él, porque no había vivido en el pueblo durante los últimos años, sí conocíamos a su familia. Su abuela sigue viviendo actualmente en Quintanilla, y eso nos afectaba más aún".
Se celebró en la plaza pública del pueblo una concentración con unos minutos de silencio para recordar "la figura de nuestro vecino" y de todas las demás víctimas que hubo en ese "terrible" atentado. Para Antonio, como alcalde, y para el pueblo, "fueron momentos de trauma total en el municipio, en los que nadie se puede esperar que alguien de su familia ha sido una de las víctimas en ese brutal atentado".
La víctima fue trasladada al Hospital Universitario Río Hortega en estado grave
El funeral del joven encontrado sin vida en Valladolid tendrá lugar este sábado 12 de abril en la localidad zaragozana
CSIF asegura que la empresa "no ha proporcionado ni asistencia jurídica ni apoyo psicológico, a pesar de la gravedad de los hechos"