El artista actuará el próximo 26 de abril en el parking del Estadio José Zorrilla
Sólo un metro de distancia
Plasmar el dolor en escena es harto complicado. Casi imposible. La técnica que utiliza Serena Producciones es la técnica de la explicación. Y creo que tanta explicación aburre, por decirlo rápido. El dolor que quieren causar en la imaginación del público en mí no se produjo. Me gusta que las cosas, en este caso los abusos de un padre sobre su hija, se puedan denunciar, pero sin aleccionar. Estoy dispuesto a que me cuenten la historia, demasiado larga para mi gusto, le sobran 40 minutos, a pesar de su dureza. Busco la emoción y no la rabieta, que lloren, que sufren, que griten, pero hombre, no hacer pasar al espectador un mal rato que ha salido de casa para disfrutar, por Dios.
En tiempos convulsos, el teatro tiene que ser una lección de esperanza y coraje, de equipo y empeño colectivo. Hombres y mujeres hablando y respirando juntos y latiendo en la oscuridad de la Sala Concha Velasco en el LAVA. Y mucho de esto hay en Solo un metro de distancia. Hubo momentos, muy pocos, donde las actuaciones de Beatriz Grimaldos, Ana Mayo, Muriel Sánchez e Irene Doher conectaron, empatizaron con el público, le iluminaron, le dieron calor y tristeza y alegría.
Hay emociones tan destructivas que permiten simultanear dos sentimientos contradictorios: el de la víctima, la opresión de la víctima y la superioridad de agresor que cree en el silencio de su adversario y que él es superior. Esta experiencia transportada a un escenario busca en el espectador un posicionamiento. Una decisión que suponga una liberación. Una liberación que todos los personajes gritan de un modo u otro y algunas veces resulta empachoso.
El agresor, el padre, da la vuelta a la tortilla. Es él que se siente oprimido, todo es mentira, todo es un invento. La niña, la hija que ha sufrido por parte de su padre todo tipo de abusos sexuales acude en auxilio, pero es una historia demasiado dolorosa que va a cambiar los modos de relacionarse de toda la familia y hay algún miembro que no está dispuesto a pasar por ello.
La vida es más amplia que la posibilidad de representarla. Hay en algunas escenas donde Ana Mayo la atrapa con su voz, con su cuerpo, con su silencio. Hay en esas escenas "verdad teatral" que se agradece. Pero según avanza la obra me temo que uno tiene la impresión de que le están abroncando o editorializando que es peor. No es necesario que digan al espectador lo que tiene que sentir, pensar, imaginar , basta tan solo con que lo muestren.
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