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Todas las canciones de amor

Palabras contra el olvido 473

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Todas las canciones de amor
Ágreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.
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Al público que presenció el estreno en el Teatro Calderón de Valladolid de Todas las canciones de amor le pasaron cosas tremendas. Es lo que tiene el teatro cuando se produce la catarsis. La catarsis como efecto purificador y liberador que causa una obra de teatro en los espectadores: la emoción, la nostalgia y otras muchas emociones.

Me llamo Eduard Fernández, como todo el mundo. Y quiero compartir con todos ustedes la emoción. La ilusión de estar con ustedes durante 80 minutos en el homenaje que he hecho a mi madre. Y a la mía, Eduard, a la mía, y también a la de María, Celia, Carmen, Tomás, Manolo, Pedro, José Luis, Rufino, Conchi... La mayoría se identifica contigo y con tu personaje. Estamos de acuerdo contigo: hablo de mi madre, pero también habla mucho de mí.

La crueldad de la memoria se manifiesta en recordar lo que está disperso en el olvido. Esa forma de andar por el escenario, ese pelo cano, la bata guateada rosa, las zapatillas, los cacharros, la mesa, la harina... no vengas hijo que hace mucho frío. Sí, Eduard nos cogiste de la mano y viajamos contigo y con tu madre y la mía y la nuestra por el río del tiempo. Y lo más sorprendente de todo es que tu madre tenía razón. ¿Desde cuándo no tienen razón las madres?

Suena El mundo de Jimmy Fontana: No, esta noche amor, ya no pensé en ti. Abrí mis ojos para mirar a mi alrededor... Suena Aznavour: Que profunda emoción recordar el ayer, cuando todo en el Calderón, me hablaba de amor, ante mi soledad en el atardecer tu lejano recuerdo me viene a buscar...

Tiene una poética teatral Todas las canciones de amor aparentemente irreversible, desde el pasado, a través del presente, hasta el futuro. Porque Eduard Fernández es camaleónico. Entra y sale del texto con un gesto, con una palabra y con un silencio. Santiago Loza ha escrito un texto que tanto recuerda las palabras de en Busca del tiempo perdido de Proust. El tiempo es lo que pasa cuando no pasa nada. Pongo la mesa, hago una tortilla francesa, llaman al timbre y vienes tú.

La dirección de Andrés Limay el diseño de escenografía y vestuario de Beatriz San Juan se quedarán en la retina del público durante mucho tiempo. La escenografía es la dramaturgia del espacio y viceversa.

Eduard Fernández es capaz de transformar lo cotidiano en un acto extraordinario para que la imaginación del público le permita sumarse a la conversación con su madre. De tu madre.  Quizás por mi niñez sigue jugando en tu playa y escondido tras las cañas duerme mi primer amor, llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya... Nací en el Mediterráneo...

Para María con todo mi afecto.

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