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Chagall en la Sala de las Francesas

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Chagall en la Sala de las Francesas
Ágreda L.M.
Ágreda L.M.
Lectura estimada: 2 min.

Miras cualquier aguafuerte o dibujo de esta magnífica exposición de Chagall en la Sala de las Francesas y aparece la fantasía y la realidad filtrada. Aquí lo que prevalece es la subjetivad  como piedra angular de la exposición. El estilo de Chagall es inconfundible.  La vida y obra del pintor  entra por los ojos al visitante. La mitología, los cuentos, sus personajes judíos y sus hadas voladoras estarán una temporada entre nosotros.

El trazo de  Chagall surge de la liberación mental que le liberan de la realidad física y le conducen en ocasiones al garabato, al dibujo y al color distraído y automático en gran parte. Este es su misterio. El visitante de esta exposición también tiene tiempo para distraerse mientras mira y cambiar de tema cada vez que da un paso y mira y mira y no se cansa de mirar. Muchos dibujos representan una liberación. Las figuras y las situaciones   que pinta el artista bielorruso nos remiten a la tradición popular del pueblo ruso y su paisaje. Las pinturas de Chagall perviven en el tiempo y en nuestra memoria  como fantasmas  más allá de la época en la que fueron pintadas.

A lo largo del tiempo van cambiando de significado a modo de sedimento  a su sentido inicial. Porque Chagall es un artista que es auténtico consigo mismo.  Realiza obras que comparte con los demás  y luego ya cada uno hace de su "capa un sayo". Esa es la grandeza del arte como método de conocimiento que no existe solo una corriente. Es un código abierto. De ahí su grandeza. Pues claro que esta exposición provoca en el paseante emociones y sentimientos. Porque la primera misión de arte, y Chagall lo logra, es conmover de alguna manera.

El filtro emocional llena sus cuadros y les da una fuerza irresistible. Las figuras, los paisajes en ocasiones figurativas crean un vínculo potente con el espectador que tiene que ser capaz de dejar a un lado lo objetivo para sumergiese en lo subjetivo sin disimulo y de manera honesta. Chagall conecta con el público porque no nos presenta un mundo ya visto hasta la saciedad. A golpe de pincel y brochazo trata de explicarse y explicarnos y defender su postura. Y reproduce el mundo de todos: el sentimiento, la angustia y la pasión que todo ser humano padece o ha padecido de manera particular.

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