Pedagogía Waldorf: "Se trata de hacer seres humanos, no computadoras"

Thurit Armbruster, directora del centro 'El Puente Azul' cree que es importante "la repercusión que tiene todo lo que suceda en los primeros siete años de vida"

imagen
Pedagogía Waldorf: "Se trata de hacer seres humanos, no computadoras"
Patricia  Carballo Nieto
Patricia Carballo Nieto
Lectura estimada: 6 min.
Última actualización: 

Existe un aspecto que debería preocupar más a los padres que el método BLW (Baby Led Weaning) para introducir alimentos sólidos en el bebé, la sillita que se comprará para el coche, o para los que viven de lleno en el futuro, qué estudiará su criatura. "Se trata de elegir el lugar en el que el niño pasará todas las mañanas de su vida desde los tres hasta los dieciséis años".

Los siete primeros años son los más importantes en la vida de un ser humano. Es la "época de la infancia dorada", tal y como lo define Thurit Armbruster, directora y co-fundadora del primer centro Waldorf en Castilla y León ubicado en Valladolid, 'El Puente Azul'. La infancia es una etapa muy corta y es importante tener consciencia de la repercusión que tiene todo lo que sucede durante estos años.

Muchas de las situaciones que ocurran en esa franja de edad no se recordarán como se puede recordar una receta o lo que se estaba haciendo el 12 de julio de 2003, pero sí que "nos van a marcar en cómo nosotros nos posicionamos ante la vida".

"La enseñanza tradicional está pensada para que cumplan una serie de objetivos, uno detrás de otro, todos iguales, todos los niños cortados por el mismo currículum y el mismo patrón. ¡Y los niños no son así ni mucho menos!", expone Lucía Sicilia, madre de dos niños. "Cuando nos decidimos a ser padres comenzamos a informarnos un poco, y según abríamos nuevos frentes nos íbamos dando cuenta de que nuestro estilo de crianza era mucho más respetuoso" que lo que se concibe ahora en la sociedad actual "llena de prisas, objetivos, consumismo, comodidad, y en definitiva, 'adultocentrismo'"

La pedagogía Waldorf surgió en 1919 en la fábrica tabacalera Waldford-Astoria, de Stuttgart, Alemania. Emil Molt, director de la empresa de cigarrillos, pidió a Rudolf Steiner que le ayudara a construir una escuela para los hijos de los obreros. Seis meses más tarde la primera escuela Waldorf abrió sus puertas.

Thurit asegura que Rudolf Steiner fue realmente "muy revolucionario" en su momento, ya que él sí mencionó que la educación no era para formar trabajadores, sino que es "acompañar el proceso formativo de seres humanos para que sean dueños de su destino".

La pedagogía tradicional no desarrolla una visión de lo que necesita el niño en sus diferentes etapas de desarrollo. "Se ciñen a que a una determinada edad tienen que aprender algo. Sin detenerse a ver esas capacidades, esos ritmos diferentes, esa individualidad en el aprendizaje...", comenta Lucía Sicilia.

Es habitual que las familias puedan sentir miedo o incluso rechazo hacia las pedagogías alternativas, sobre todo, cuando, por ejemplo, escuchan que los niños no aprenden a leer hasta los seis o siete años. "Los miedos nos ponen frente a nuestros propios miedos que, como adultos, tendremos que revisar", asegura la directora de 'El Puente Azul'.

"El niño en los primeros años de vida, hasta los seis, está ocupado en desarrollar su cuerpo físico", explica Thurit. Cada vez el niño se va convirtiendo en más autónomo. Pasa de arrastrarse a gatear, después se pone de pie, habla, piensa, etc. Son hitos que los adultos tienen demasiado interiorizados, "lo vemos normal, pero es una gran proeza". Primero se deben sentar las bases del cuerpo físico para después pasar al denominado aprendizaje formal, es decir, la parte más cognitiva.

Thurit lo ilustra de una manera muy sencilla: "Es como tener una manzana que se coseche en septiembre y quererla coger en mayo. Por mucho que queramos, en mayo no va a estar madura". A los niños les sucede lo mismo. "No porque en los colegios tradicionales se aprenda a leer antes quiere decir que nuestro sistema educativo sea de éxito". Muchas de las cosas que suceden a nivel de fracaso escolar tienen que ver con haber introducido ciertos conceptos de manera "prematura".

En muchos países del norte de Europa, e incluso en condados de Estados Unidos, los niños no comienzan la escuela hasta los seis años y medio o los siete. "Son países que destacan a nivel educativo. El nuestro no es precisamente de éxito y nos seguimos aferrando a las mismas cosas", se lamenta la directora del centro.

En Norteamérica, hasta un 94% de los alumnos que cursan Waldorf realizan estudios universitarios y un 55% acaban con cursos de doctorado o posgrado. Además, son ya muchas las generaciones formadas en escuelas Waldorf en España, donde el primer centro se fundó hace 42 años en Madrid. "Mis hijos han estudiado en Waldorf y están en la vida", asegura Thurit. Una amiga de su hija, que también acudió a un colegio con esta pedagogía alternativa, trabaja para Loewe. "Es gente con espíritu emprendedor, no tienen miedo porque han podido experimentar mucho en su formación".

Álvaro Rodríguez estudió magisterio, pero jamás había ejercido como maestro hasta que vio cómo sus dos hijos evolucionaban en la escuela Waldorf. Allí encontró la vocación, vio el trasfondo que tenía, "entonces fue cuando me interesé y empecé a formarme como maestro Waldorf" y ahora trabaja en 'El Puente Azul'. Al igual que Lucía Sicilia, Álvaro y su mujer buscaban algo diferente a la educación tradicional, que les parecía "poco creativa y 'uniformizadora'". Sus hijos comenzaron con tres años en El Puente Azul, y la mayor ya está en tercero de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Asegura que su nivel es "buenísimo".

Álvaro Rodríguez cuenta que lo primero que hacen cada mañana es saludar a cada niño. "En la puerta del aula le das la mano y le saludas por su nombre". Afirma que con ese simple gesto ya saben cómo está el niño, si está bien, si ha pasado mala noche, si ha discutido con sus padres o hermanos, etc. "Se trata de hacer seres humanos, no de hacer computadoras rellenas de datos", comenta.

El trabajo de los niños

Jugar debe ser el trabajo de los niños. "Su asignatura principal en la etapa infantil es el juego libre", afirma Thurit, con unos límites como no dañar el material, a otros o a sí mismo. Define esta actividad como "la antesala del aprendizaje de la vida". A través del juego simbólico el niño desarrolla la capacidad de liderazgo, de trabajo en grupo, la escucha, la paciencia, el lenguaje, el movimiento, etc. Esto último es necesario para todas las conexiones neuronales. "Si un niño está estático rellenando papeles no está trabajando con todo su ser".

También se desarrolla la capacidad empática. "Si un niño ha estado una tarde en el pediatra, al día siguiente es muy fácil que aparezca el juego del pediatra durante la clase". Lo que ha recibido de forma pasiva, lo reproduce de forma activa y él se convertirá en el pediatra.

El juego está reconocido como uno de los derechos fundamentales del niño, pero "desgraciadamente está muy amenazado", y es importante para un desarrollo sano. Son necesarios unos ritmos de sueño, calidad en el juego, dosis de naturaleza, comida saludable, etc. "Por eso hay tanto trastorno en salud mental. Y cada vez las edades van bajando. En la adolescencia es terrible lo que está pasando, el índice de suicidios, de ansiedad y de malestar con tu cuerpo, con tu vida".

Thurit no olvida que la adolescencia es una etapa complicada, pero que si en la infancia, donde se fragua todo, ha habido unas buenas bases, los adolescentes tendrán "asideros".

Lucía Sicilia expone que "los niños son niños. Y les hacemos vivir en el huracán del mundo adulto lleno de nuestros ritmos, horarios, madrugadores, comedores escolares, extraescolares, deberes, etc." La directora de 'El Puente Azul' afirma que haber escuchado durante la infancia frases como "venga, corre, que llegamos tarde", "vamos, haz la tarea" o "ahora ponte a ver la tele que yo tengo que hacer otras cosas", no es tener una infancia saludable. Los niños necesitan "tiempo y calidad de tiempo".

Niños "hechos polvo"

Según Save the Children, los trastornos mentales entre menores de 4 a 14 años en España se han triplicado desde 2017. El informe de diciembre de 2021 concluye que la pandemia ha causado nuevas preocupaciones y miedos en niños y adolescentes, pero también ha expuesto la magnitud de los problemas de salud mental en la infancia en España.

"Nos han llegado niños que venían de otros colegios bastante hechos polvo, con muchas dificultades", afirma Thurit. Es el caso del hijo pequeño de Vidal Lorenzo, que cuenta que, al reincorporarse al colegio tras el confinamiento, "no estaba bien". Describe a su hijo como un niño muy activo y que quizás no se ajustaba al ritmo de su antiguo colegio. "Seguramente los meses que pasaron en casa los niños fueron el punto de inflexión"

El niño no comía, de hecho "tiene unas pequeñas dificultades en la formación de la dentición por falta de comer", estaba triste, con mucha ansiedad y se enfadaba constantemente. Desde que comenzó en 'El Puente Azul', Vidal asegura que su estado de ánimo es el "contrario". Le gustaría que todo el mundo pudiera ver en persona el cambio que ha dado su hijo. "Lo cuento y parece una exageración", dice visiblemente emocionado. El pequeño de la familia está todo el día cantando y recitando poemas para sorpresa de sus padres ya que nunca antes le habían escuchado cantar. También, para su tranquilidad, comenzó a comer "como una lima".

Un niño solo puede aprender si está tranquilo. "A un niño tienes que apoyarle y ponderarle, y si hace algo mal marcar un límite. Pero muchas veces el sistema va tan rápido que no atiende las necesidades básicas y si estás presionando a ese ser humano el aprendizaje se bloquea", explica Thurit.

0 Comentarios

* Los comentarios sin iniciar sesión estarán a la espera de aprobación
Mobile App
X

Descarga la app de Grupo Tribuna

y estarás más cerca de toda nuestra actualidad.

Mobile App