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La partida de cartas es una tradición que se mantiene viva y que en verano se multiplica porque más que juego, es un aliciente y un pretexto para reunirse, relacionarse y mantener las relaciones de vecindad. Además los expertos indican que es una buena práctica para mantener ágil y joven la mente, mejorar la convivencia y estrechar lazos.
Aunque con la llegada de internet han cobrado auge los casinos virtuales y el póker online, todavía hay muchos aficionados a la baraja española que se reúnen las tardes de domingo o que participan en los típicos torneos de verano durante las fiestas para jugar a la brisca o al cinquillo.
El origen de los naipes los encontramos en la China Imperial, allá por el siglo XII. Cien años más tarde pasaron a Oriente Medio y hacia el año 1375 llegaron Europa de la mano de los comerciantes italianos. Aquellas primeras barajas, coloreadas a mano, estaban divididas en cuatro palos: oros, copas, espadas y bastos, todavía presentes en las cartas españolas.
Una vez en Europa, cada pueblo substituyó las figuras por imágenes más cercanas a su cultura. Así, mientras en España se mantenían los palos originales, la baraja francesa introducía nuevos diseños: corazones, picas, diamantes y tréboles.
LA BARAJA ESPAÑOLA
Las cartas españolas se distinguen por la riqueza de sus diseños de inspiración medieval y por la ausencia de reinas. Los palos se corresponden con los estamentos que existían en la época: los comerciantes eran el oro, el clero se representaba con las copas, las espadas se correspondían con la nobleza y los siervos equivalían a los bastos.
Los fabricantes de cartas en España debían contar con un autorización real y así se buscaba conseguir una homogeneidad en las barajas para evitar trampas y desordenes públicos.
LOS DISEÑOS
Los reyes de copas y de oros suelen tener una apariencia joven, mientras que los reyes de bastos y espadas se suelen representar más mayores y todos con barba.
Por otro lado, desde el siglo XVIII los caballos de bastos y espadas miran hacia la derecha y los de copas y oros lo hacen hacia la izquierda. Otra curiosidad: aunque la figura de la sota tiene una apariencia femenina, en realidad es un paje y representa a un mensajero o criado.
La baraja española presenta diferencias según las zonas geográficas. En el estilo castellano, las figuras son pequeñas, sobrias y estilizadas, mientras que en Cataluña son más anchas y presentan un mayor colorido. El estilo de Cádiz se caracteriza por los colores dorados, rojos y verdes y por un curioso dibujo de los bastos.
PARTICULARIDADES Y EXPRESIONES COMO 'PINTAN BASTOS'
¿Quién no ha escuchado la expresión 'pintan bastos'? Hace referencia a una posible situación de pelea, pero en realidad tiene su origen en las cartas.
La baraja española tiene una peculiaridad única: el recuadro en la parte superior de las cartas presenta unas discontinuidades que se llaman pintas y que varían en función del palo. Los oros tienen un trazo sin interrupciones, las copas tienen un corte, las espadas presentan dos discontinuidades y los bastos, tres. De esta manera, los jugadores pueden ordenar y distinguir los palos sin necesidad de extender todas las cartas.
JUEGOS MÁS POPULARES
El cinquillo es uno de los juegos de baraja española más comunes, sin embargo, existen otras modalidades que también son muy frecuentes en nuestro país, como el mus, la brisca, el tute, la escoba, el chinchón o el chúpate dos.
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