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Misión sostenible

Por María Teresa Pérez Martín

Hiperurbanización planetaria


Con ocasión del Día Mundial de las Ciudades, que se celebra el día 31 de octubre, es el momento de recordar que la mitad del mundo es ahora urbano. En efecto, aproximadamente 4 500 millones de personas, vive actualmente en ciudades y se calcula que esta cifra siga aumentando hasta alcanzar los 5 000 millones, en el año 2030.

Las perspectivas a largo plazo siguen prediciendo que el mundo se urbanizará aún más durante la próxima década, pasando del 56,2 % de la población mundial actual al 68 % para 2050. Para el 2050, dos tercios de la población mundial vivirá en centros urbanos de mayor o menor dimensión. El ritmo de urbanización de las ciudades será probablemente correlativo a las expectativas de crecimiento del producto interior bruto (PIB) en cada país. Para el 2050, se espera la incursión de las economías emergentes en el listado de las diez potencias mundiales, que se presenta en el siguiente orden: China, India, Estados Unidos, Indonesia, Brasil, Rusia, México, Japón, Alemania y Reino Unido.

Según las previsiones, todas las regiones del mundo se urbanizarán más en la próxima década, aunque se considera que las zonas muy urbanizadas actualmente reducirán su tasa de crecimiento. El 96 % del crecimiento urbano se producirá en las regiones menos desarrolladas de Asia oriental, Asia meridional y África. Solamente, tres países, India, China y Nigeria representarán el 35 % del aumento total de la población urbana mundial en el 2050. Actualmente, más de la mitad del África subsahariana es rural y el resto vive en las ciudades.

Sin embargo, esta tendencia podría cambiar en los próximos veinte años, al igual que ocurre en China, India y en el Sureste Asiático. A pesar de que las actividades agrícolas se desarrollan en zonas rurales, todas ellas están dirigidas a suplir bienes y servicios en las ciudades. Gracias a la mejora de la maquinaria y de la tecnología en el campo, se estima que una mínima mano de obra podrá suministrar alimentos para una mayor población; por lo que se prevé un éxodo masivo del mundo rural hacía la ciudad, principalmente en países de África y Asia que, hasta la fecha, sostenían su economía en la producción agrícola. Como consecuencia del incremento exponencial de la urbanización en estas regiones del mundo, se estima que algunas de sus ciudades se conviertan en megápolis, con más de 10 millones de personas en las áreas metropolitanas.

Este aumento demográfico imparable en áreas urbanas supone una fuerte presión sobre los recursos naturales, principalmente en el suministro y calidad del agua potable, en el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en el deterioro de la calidad del aire y en la producción de residuos. El impacto se puede medir: a pesar de que las ciudades ocupan tan solo el 3 % de la tierra, consumen entre el 60 % y 80 % de la energía mundial y contribuyen hasta un 75 % de las emisiones de carbono. Para evitar conflictos sociales y amenazas medioambientales, la expansión acelerada de las megápolis tendrá que realizarse sobre la base de políticas macroeconómicas adecuadas, con una urbanización bien planificada y gestionada, que fomente la creación de entornos productivos, aumente la eficiencia económica, la equidad social y la protección medioambiental.

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