Hijo de 'Faruq de la Tata' y de 'Lagartija de Maluca' ha fallecido este sábado en la tierras de Madrigal de Las Altas Torres en Ávila durante la disputa del Campeonato Nacional de Galgos que se ha disputado bajo una niebla densa. Durante la collera que disputaba contra Malú de Julio Herrera una espaldera de un viñedo se interpuso en su carrera causándole la muerte instantánea.
Sus seguidores, llegados de tierras andaluzas, no encontraban alivio entre los abrazos y muestras de afecto de los aficionados que llenaban la explanada.
Como el que sigue a su grupo favorito de gira por toda Europa o los aficionados que se gastan sus ahorros en acompañar a su club del alma por los terrenos de la Champion o los amantes del surf en busca de olas inmensas, hay gente, ¡más de los que imaginamos!, que llevan en sus prendas de abrigo bordados los nombres de una población y un club y un galgo al que siguen, cuidan, animan y apoyan por tierras, lindes, senderos, majuelos y barrancos en busca de que se acerquen lo más rápido posible sin dañar ni matar a la liebre fugitiva que dibuja en tierras sin huella, circuitos no marcados, sin meta que traspasar, ni tiempo que batir.
No hay animal en el mundo con mirada más triste, ni figura más quijotesca por los huesos marcados, no son compañía de ninguna starlette, ni son premiados en Salones de Belleza, ni en destreza. No acompañan a bomberos a rescatar a niños perdidos en tsunamis ni terremotos, no olfatean en aeropuertos alijos de droga ni remesas de billetes falsos. Han nacido para cazar, para correr, para perseguir, para alcanzar galopes casi equinos y quiebros que imitan contorsiones de danza.
El hijo de Faruq y Lagartija se despertó esa mañana del sábado con la idea de batir a Malú para dar a sus seguidores la primera alegría de la jornada y poder celebrar con los suyos una victoria que les permitiese brindar con ese vino tan rico de nuestra tierra que llaman Ribera, pero a veces las espalderas no se pueden esquivar cuando vuelas a sesenta kilómetros por hora y la niebla te quita visibilidad o la liebre ha atajado por un hueco donde te espera una trampa imposible de superar.
En tierras marcadas por las huellas de arados que dibujan surcos de senderos infinitos, el pasado sábado murió un galgo nacido para la gloria y los suyos lloran la pérdida de unos de los que estaba predestinado a ser uno de los grandes “ LANGOSTINO DEL CHABOLO “.