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Día cero después del COVID: el viaje de regreso de Jesús Julio Carnero

Con una visión renovada del mundo que nos rodea, el ahora alcalde de Valladolid reconoce que la fe, la familia y los amigos fueron esenciales

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Día cero después del COVID: el viaje de regreso de Jesús Julio Carnero
Jesús Julio Carnero observa el exterior tras la ventana del Hospital Río Hortega. Foto: Sergio Borja
Félix Ángel Carreras
Félix Ángel Carreras
Lectura estimada: 6 min.

"La UCI es un lugar en que la mejor manera de salir de ella es llorando, como cuando se nace, porque salir de ella es volver a nacer. Eso sí, uno sale llorando, pero ellos, los sanitarios, me han demostrado que su entereza es la elegancia de su alma individual y colectiva". Jesús Julio Carnero hacía esta reflexión en una carta abierta que escribió tras su regreso a la vida. Caminaba ya el mes de mayo de 2021 y llevábamos tiempo conviviendo con el COVID. El virus le obligó a vivir un viaje emocional cargado de profundidad. Se agarró a la fe, confió sin dudarlo en los profesionales a los que, todavía despierto, había visto trabajar. Y no solo trabajar. Sus gestos de humanidad con todos los pacientes le han marcado para siempre.

El hoy alcalde de Valladolid vivía el COVID desde su responsabilidad como consejero de Agricultura de la Junta de Castilla y León. Pero también se contagió. Pese a todas las medidas preventivas que adoptaba en esa época, el COVID le cogió de lleno con una cadena de complicaciones que le llevaron a una situación límite. Cinco años después regresa a un Hospital Río Hortega que le envuelve. Pregunta por los médicos que le atendieron, les saluda. "No puedo olvidarme de ello, de las víctimas, de sus familias, de los que todavía padecen el COVID persistente. No lo puedo olvidar, lo tengo grabado", dice mientras camina por los largos pasillos del Río Hortega. Se acerca a la UCI. La UCI. "Me durmieron dos veces. Una, la larga, de 35 días, que es la que está contabilizada, y otra porque bajé a planta, o subí, porque no sé dónde está la UCI, si arriba o abajo. O sea, nunca lo he querido saber".


Carnero conversa con una de las médicas que le trató en el hospital. Foto: S.B.

La fe, un poderoso aliado

Las fechas se agolpan en un recuerdo imborrable que, años después, le sigue emocionando. Un sábado, 6 de febrero, le ingresan en la UCI. Un domingo, 14 de febrero, le intuban. A partir de ahí...  "es un sueño que puede ser reparador o es un sueño definitivo. O sea, eso lo tienes, eres consciente de ello, porque tú estás mal de tus pulmones, pero no estás mal en tu consciente". Esa mañana, en la que le dijeron que le iban a intubar, asegura que no sintió miedo y que su pensamiento se dirigió hacia los suyos. "En ese momento, pues en qué piensas, pues en tu familia, lógicamente, en tu mujer, en tu madre...".

Aquello del sueño reparador o sueño definitivo afloró de nuevo en un Jesús Julio dispuesto a afrontar un viaje definitivo. Porque, independientemente de su desenlace, con regreso a sin regreso, se trataba de un viaje definitivo. "No tengo miedo porque no sé lo que va a pasar. Lo único que hice fue escribir un whastapp: "Me van a dormir". Y no, no me atreví a llamar ni a hacer nada, porque si hubiera querido incluso lo podría haber hecho, pero no me atreví. Y luego me encomendé a la Virgen de los Dolores y al Cristo del Gran Poder". En ese recuerdo, Carnero recupera las imágenes de su cartera. Las lleva siempre consigo. Le acompañaron en el hospital. "Esta estampita lleva conmigo 45 años, que es el Cristo del Gran Poder, y esta que es la Virgen de los Dolores. Y digo, necesito soportar el dolor y necesito que me dé fuerza. Y claro, no las recobro (las estampitas) hasta que despierto pasado mucho tiempo. Pregunté por ellas, porque era lo único que tenía. Y me acuerdo y digo, 'joder, ¿dónde estarán?'. Estaban en la mesilla". No se habían marchado. Permanecieron ese tiempo incontable en el que su apego a la fe le inyectó esa fuerza externa que tanto necesitaba. "Yo soy muy respetuoso con todas las personas, con las que creen y con las que no creen. Pero tener fe es una ventaja en la vida. Porque te ayuda muchísimo a entender todo. Y además a acomodarte y a resituarte en cualquier circunstancia. Es una ventaja. El que no cree es muy respetable, pero tengo una sensación de que se estuviera perdiendo algo bueno. Porque la fe te ayuda, claro".

Mirar la vida con otros ojos

Y el regreso. Volver a ese usufructo que es la vida. Con todas las exigencias físicas que supuso, por ejemplo, aprender a andar de nuevo, apoyarse en los expertos de Aspaym y darse cuenta, en un tímido vistazo a lo que tenía a su alrededor, que simplemente era un privilegiado al que su experiencia directa con el COVID modificó su percepción de las cosas, su manera de afrontar las relaciones, el diferente enfoque que pueden tener determinadas situaciones. "Me cambió mi manera de ver y de enfocar la vida. Porque nunca piensas que puedas tener tanta gente detrás, con tanto cariño, con tanto corazón, con tanto amor. Pero gente dispar, de toda índole. Que incluso me escribían cuando estaba sedado. ¿A qué escribían?... ¿A qué? A una apuesta. A una esperanza, pero no a una realidad".

¿Y qué ha cambiado en una persona acostumbrada a vivir en el filo de una vida política que, precisamente, no presenta escenarios agradables con una continua exhibición pública y un examen constante en la toma de decisiones? Pues Jesús Julio Carnero lo tiene claro y su entorno también afianza esa sensación de haber descubierto una persona diferente. "Sí, sí, sí. Porque yo ahora valoro mucho más todo. No es que no lo valorara antes, pero antes no tenía esa percepción de lo importantes que son todas las personas. Cada uno en su posición y desde donde esté. Y antes, a lo mejor, el día a día le dabas más por rutinario. Y es que no hay nada rutinario. Porque es que lo del usufructo es así. Yo me levanto por las mañanas y no doy gracias por el día que voy a vivir. Doy gracias por el día que he vivido. Porque no sé cómo voy a acabar el que empiece. Esto es así. Te tienes que resetear y redimensionar como persona. Y también te tienes que resetear y redimensionar como persona en relación al resto. Por ejemplo, en el trabajo. Antes, en ese ímpetu, cuando no salía una cosa, a lo mejor me enfadaba. Ahora es muy difícil que me vean enfadado o me sale de otra manera".


Jesús Julio Carnero, en la habitación de planta donde estuvo ingresado. Foto: S.B.

Desde el día 0, el futuro. La vida le deparó después un nuevo cargo político pero su perspectiva sigue siendo la misma desde entonces, desde aquel despertar lleno de tubos en una UCI hospitalaria donde apreció que los sanitarios no solo curan a los enfermos. También les peinan, les cambian de postura, les asean e, incluso, les cantan, como él mismo pudo observar. "Estoy convencido que alguien también lo habrá hecho conmigo".  Lo suyo fue un "hasta luego" en forma de mensaje a Rosa, su mujer. "Ahí estará. No lo he leído. Escrito estará. Le digo que se lo diga a mi familia y que todo iba a ir bien". Y todo fue bien. Por eso, el futuro. "Lo que hay que hacer es ser feliz e intentar transmitir a los que están a tu lado tranquilidad y felicidad. Ese es el terreno en el que me muevo ahora desde un punto de vista vital. Como además tengo una responsabilidad muy importante, como es ser alcalde de Valladolid, pues intentar ayudar a los vecinos y a las vecinas de la ciudad. Hay veces que acierto y hay veces que no, pero lo que sí que quiero dejar claro es que hay una expresión de voluntad de querer hacer las cosas bien".

2 Comentarios

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josé antúnez hace 3 horas
Le hizo ver la vida con otros ojos y esa nueva mirada le llevó a seguir militando en un partido que privatiza cada vez que puede nuevos servicios de la sanidad pública que le salvó la vida. Y no solo eso, sino que también le llevó a pactar con gentuza de la peor calaña para alcanzar la alcaldía. Y luego nos habla de la fe, de un madero sevillano… tremendo personaje nos ha calzado el Mañueco en la alcaldía.
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usuario anonimo hace 5 horas
Ya te puedes encomendar a la Virgen de los Dolores y al Cristo del Gran Poder para el soterramiento, a ver si así se hace por obra y milagro del señor jajaja
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