Bochornosa goleada en La Cerámica a un Pucela muerto en vida

El Real Valladolid cayó este sábado en La Cerámica y da un pasito más para caer también en el ataúd de la Segunda División si la lógica del fútbol se impone que, visto lo visto, tiene toda la pinta de que suceda. Los blanquivioletas rozaron lo esperpéntico tras caer goleados (5-1) ante el Villarreal en un partido de más a menos con fallos groseros en defensa por parte de unos y en ataque por parte de otros, ya que si le da a Ayoze por acertar las que ha tenido, estaríamos hablando de un resultado mucho más abultado, de estos históricos o de estos de récord, que cada uno lo de denomine como quiera. Lo que no cambia es la situación y ni siquiera los vaticinios, ya que pensar que este equipo se pueda salvar sería lo mismo que pensar que un servidor tenga condiciones para desfilar, pero la realidad es la siguiente: ni lo uno ni lo otro. 

ESCASOS ATISBOS DE ESPERANZA

Los de Diego Cocca plantaron cara en los primeros compases al Villarreal aunque parezca mentira. Los visitantes, bien posicionados en el terreno de juego, utilizaron la posesión para hacer frente a la calidad imponente del ataque del submarino amarillo que no aparecía por mérito pucelano, ya que, a los puntos, estaba más cerca incluso el 0-1 que el 1-0. Aun así, ir a la guerra con una escopeta de feria sigue siendo misión imposible. 

Si bien ante el Espanyol el equipo falló todo lo que pudo y más, ante el Villarreal la mordiente ofensiva, que apareció en Cornellá por momentos, no cobró protagonismo porque ni Marcos André, menos inspirado que en otros encuentros, ni Sylla, fuera de su posición natural, conectaron. Es más, la única intervención de Diego Conde fue en un disparo lejano de 'Chuki', que probó fortuna. El resto de acercamientos fue un querer y no poder constante que desencadenó la única ocasión clara del Villarreal antes del gol.

Un saque de banda desde la derecha llega a las botas de Ayoze que, ante la pasividad defensiva, sobre todo de un Javi Sánchez horrible, hizo todo lo que quiso hasta el punto de definir ante Hein sin, prácticamente, oposición (1-0). No se merecía el Pucela llegar al descanso por detrás en el marcador, pero su poca puntería y sus fallos en cadena le seguían penalizando como lleva pasando, jornada tras jornada, desde que empezó la temporada.

Incluso, Ayoze pudo poner la puntilla a los de Cocca, pero perdonó en otro mano a mano y dejó que la segunda mitad dictara sentencia, nunca mejor dicho.

IMAGEN DE EQUIPO DESCENDIDO

La reanudación dejó grogui al Pucela. De ser un equipo voluntarioso y aguerrido, a ser un equipo sin alma, desinflado y con cara de Segunda División. El Villarreal no necesitó apretar el acelerador para acosar y derribar a su rival porque este no sabía salir ni siquiera de su área. Es más, Cocca, a pesar de las pocas alternativas de su gusto en el banquillo, prefirió que pasara el tiempo y el tiempo a cada uno le pone en su lugar. Como ha pasado, en este orden, a Ronaldo Nazário, Fran Sánchez, Paulo Pezzolano, Domingo Catoira, y a otros tantos que forman parte de una lista interminable de errores que ha dejado desangelado a un Club histórico como es el Real Valladolid.

Aun así, y por arte de magia, despertaron los pucelanos con alguna acción peligrosa de Amallah, de lo poco salvable, aunque siga estando muy lejos de su mejor versión. Los de Marcelino, ya cansados de que el marcador siga ajustado, decidieron tomar cartas en el asunto y, en un abrir y cerrar de ojos, fue sentenciando poco a poco a los pucelanos. Primero, a través de Gueye (2-0) y Comesaña (3-0) para tierra de por medio con un disparo lejano y un cabezazo en el área respectivamente. Y, segundo, con Barry (4-0) y Denis Suárez (5-0) para redondear una tarde plácida llena de celebraciones y reencuentros.

Amallah, ya en el añadido, maquilló un resultado (5-1) que deja al Pucela muerto en vida con 15 puntos en 22 jornadas. Y no es ver para creer, sino totalmente merecido por una planificación desastrosa que ha dado sus frutos... los mismos de siempre.