Se llevó a cabo, entre lágrimas de algunos de los presentes, en una procesión que partió desde la iglesia de San Miguel y San Julián
Cuando la mojigatería de Valladolid desterró a Don Purpurino
La escultura del dios Hermes engalanó la Plaza de la Fuente Dorada a mediados del S.XX hasta que las burlas y quejas de los vecinos obligaron al Ayuntamiento a quitarla
La Plaza de la Fuente Dorada en Valladolid ha sido un importante centro de comercio y actividad social desde tiempos antiguos, especialmente desde el siglo XIV por albergar diversos gremios y mercaderes. Tras el gran incendio que asoló la ciudad, en 1561, tal y como relata José Miguel Travieso en Domus Pucelae, la plaza fue remodelada y en 1585 se instaló una fuente que proporcionaba agua de calidad proveniente de un manantial en Argales, en la finca de los benedictinos, gracias a una obra de ingeniería promovida por Felipe II. Esta fuente monumental, que se convirtió en el centro de la plaza, transformó el lugar en un punto de encuentro y mejoró significativamente las condiciones sanitarias de la ciudad al reducir la dependencia del agua del río Pisuerga.
A lo largo del tiempo, la Fuente Dorada sufrió diversas modificaciones y eventos desafortunados. En 1759, la original bola dorada de la fuente fue sustituida por una figura femenina realizada en piedra, alegoría de la Primavera, que pronto quedó dañada y sin cabeza. En el siglo XIX, el rey Fernando VII envió esculturas desde el Museo del Prado para decorar la ciudad, pero fueron retiradas rápidamente debido a la desaprobación pública de su desnudez.

Foto: Domus Pucelae
La fuente siguió sufriendo variaciones. En 1876 se movió hacia el centro de la plaza y se transformó en un monolito con cuatro caños. En 1948, el Ayuntamiento de Valladolid aprobó un proyecto diseñado por el arquitecto Miguel Baz para la instalación de una fuente monumental en la Plaza de la Fuente Dorada. Esta fuente de piedra tenía una forma rectangular con ángulos curvados, un amplio pilón central accesible por tres escaleras dispuestas en forma de cruz y un pedestal cuadrangular con escudos dorados de la ciudad en el centro del estanque. Además, en los ángulos de la fuente había estanques a ras de suelo que recogían el agua vertida por caños con forma de cabeza de león.
Para continuar con la tradición de monumentos en la ciudad, el 19 de agosto de 1949 se decidió colocar sobre el pedestal de la fuente una escultura de fundición del dios Hermes proveniente del patrimonio de la familia del marqués de Casa Pombo y que se encontraba en el Palacio de Villena, por entonces sede del Gobierno Civil. Allí, esta obra sin firma se encontraba en una hornacina del zaguán.
Hermes, representado como un joven semidesnudo con atributos característicos como el caduceo (símbolo tradicional de Hermes que presenta dos serpientes que serpentean alrededor de un bastón a menudo alado) y alas en las sandalias, era un dios olímpico protector de pastores, oradores, literatos, poetas y comerciantes. Aunque la figura de Hermes tenía un diseño notable, la mayoría de los ciudadanos no podían identificarla ni relacionar sus valores simbólicos.
La escultura pronto se convirtió en objeto de controversia debido a prejuicios morales. Fue pintada de dorado con purpurina, ya que el pan de oro era demasiado caro. Se hizo así para mantener el apellido 'dorado' con el que se denominaba a la fuente.
Esta elección estética junto con la posición del caduceo, que sugería una erección fálica desde ciertos ángulos, causó escándalo y burlas entre los vecinos que comenzaron a llamarla 'Don Purpurino'. La controversia llevó a que, tras tres años de polémica, las autoridades municipales decidieran eliminar la escultura en 1953, la cual acabó siendo trasladada a Tamariz de Campos, donde aún puede verse en la plaza del Corro de San Antón, con aspecto envejecido, propio de la oxidación. En alguna ocasión ha llegado a perder la mano izquierda.

'Don Purpurino' en Tamariz de Campos.
El presidente de Vox visitó Valladolid para disfrutar de una comida con afiliados y simpatizantes
La marcha ha estado organizada por el Movimiento por la Escuela Pública, Laica y Gratuita
Sacyl publica una guía con protocolos innovadores e incide en el registro de comportamientos en la historia clínica del paciente