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Alberto Velasco regresa al TAC con ‘Mover Montañas’: "Es un espectáculo muy genuino, honesto y bastante fanfarrón"
El experimentado artista vallisoletano, que suma ya dos premios en el Festival de Artes de Calle, reivindica con su trabajo la tradición del folclore y la necesidad de seguir dándole evolución
Es un viejo conocido del festival de Teatro de Artes de Calle de Valladolid. No en vano, obtuvo el premio 'Valladolid propone' en sus participaciones en 2008 y 2010. Alberto Velasco (Valladolid, 1983) ha crecido con el TAC y el TAC ha crecido con Alberto Velasco en estos 25 años de andadura. El artista local se presenta en esta edición de 2024 con una presentación de danza llamada 'Mover Montañas', donde reivindica la tradición y el folclore castellano desde su sentir de persona de pueblo y LGTBIQ+.
PREGUNTA: Se presenta un año más en el TAC, en esta ocasión con 'Mover Montañas', que se define como una propuesta de folclore a través de la identidad queer y la vanguardia. ¿Cómo combinan todos esos elementos?
RESPUESTA: Pues de una manera muy orgánica, la verdad. No ha habido ningún tipo de enfrentamiento, lucha o desencuentro. El folclore es algo que está ahí, que es una puerta abierta a todo y está en nuestra identidad de una manera que casi no podemos escapar de él. Entonces, cuando he empezado a buscar como inspiración, me he dado cuenta que es que realmente el folclore es lo más acogedor que tenemos. Porque es lo que hace que sea hacia donde todos miremos y luego desde donde podemos seguir investigando y yendo más allá, siguiendo el sentido natural de la tradición, que es la transmisión de generación en generación y por los siglos de los siglos. Y se van mutando con estas nuevas formas de ver el mundo y ahora, pues mi identidad es la disidencia. No me puedo escapar de ahí. Yo soy una persona LGTBIQ+, de pueblo, que ha migrado a la ciudad para intentar tener un futuro mejor en el sistema capitalista. Entonces, todo esto es lo que soy yo y la verdad es que el folclore me ha acogido muy bien. No ha habido nada de lucha y esto me hace muy feliz.
P: Habla de que las tradiciones deben pertenecer al pueblo, de pasar de generación en generación. ¿Cree que eso es algo que se ha perdido, que estamos ante una crisis identitaria?
R: Absolutamente. Yo creo que el registro de las cosas, a partir de los sistemas de grabación, la fotografía, el vídeo, ha hecho que se mire al folclore como algo museístico, como algo inamovible, que se grabó así en 1930, 40, 50 y así ha de mantenerse por el resto de los siglos, porque es lo que hay que hacer, repetirlo, perdiendo así su propia identidad, que era la mutación constante. Y por eso hay canciones que en una zona suenan de una manera y unas parecidas que suenan distinto en otra, pero que suenan a lo mismo porque va adaptándose. Y creo que esta crisis de identidad pasa por una vuelta a estos orígenes hasta el folclore. Yo miro a Castilla ahora y me da una envidia ver jóvenes ahí arrojados en el folclore y en buscar nuevas vías de conexión con la juventud. Me emociona muchísimo. Ojalá hubiera vivido yo este fervor hace 20 años.
P: Pero lo que usted muestra es una visión renovada de la tradición.
R: Hay algo que es un "traerlo al presente". Eso sí que lo he hecho. La composición musical, que es una pieza magistral que ha hecho Mariano Marín, un compositor burgalés que es una maravilla, ha traído ritmos, sonidos, a través de la percusión. Apenas hay melodía. La única melodía que hay es por canciones rescatadas del folclore popular ibérico, cantadas por señoras mayores, y el resto es todo percusión. Y esto es lo que lleva el ritmo de la pieza. La percusión, nos hemos encontrado que es algo como muy similar en todos los folclores, ya no solo ibérico, sino norafricanos, europeos. Es una identidad que nos une con los pueblos mucho más de lo que nos pensábamos.

Momento del espectáculo 'Mover montañas', en su preestreno en Valencia. Foto: FESTIVAL DANSA VALENCIA
P: Volviendo un poco al propio espectáculo, ¿por qué ha elegido el nombre de 'Mover Montañas'?
R: Los títulos es una cosa que a veces como que ellos te eligen a ti en vez de tú a ellos. Hay algo, cuando yo bailo folclore, todo mi cuerpo vibra. Yo soy una persona gorda, entonces hay algo de mis carnes en movimiento que me parecen montañas. Como que hay algo de "vamos a mover las montañas" por mi cuerpo y a la vez vamos a agitar las montañas que son la tradición en el folclore. Y yo creo que debemos mover las montañas, que debemos agitarlas y que se remuevan los árboles, los cimientos, las fallas de la tierra y salga de ahí algo nuevo.
P: ¿Y qué nos vamos a encontrar con este espectáculo?
R: Nos vamos a encontrar un espectáculo muy genuino, muy honesto, bastante fanfarrón, hay mucha conexión con el público, porque para mí la tradición es esto también. Como en las verbenas en la plaza, el encuentro. Esos días en los que nos dan igual las disputas familiares del pueblo, porque en la verbena todos se encuentran y aquí no pasa nada. Pues ese encuentro es lo que intento trasladar en este ritual que es 'Mover Montañas'. Es algo muy ritual, muy atávico, telúrico, como algo más chamánico que para mí tienen mucho las danzas y registros populares. Se van a encontrar como una experiencia de comunión entre todos.
P: Todos los adjetivos: atávico, chamánico, telúrico... hacen imaginarse un espectáculo en medio desierto de México.
R: Podríamos estar en el medio del desierto de México, en el Burning Man en California, pero también en Renedo de Esgueva. O sea, hay algo de las romerías, de los encuentros, que también son sitios mágicos, no tenemos que irnos muy lejos para atraer toda esta atmósfera mágica que nos deja también nuestra tierra, Castilla. A veces miramos muy lejos y lo tenemos muy cerca. No solo las romerías, sino todas las leyendas, los cuentos y tradición oral con ese realismo mágico que encontramos en los romances castellanos, es algo que de alguna manera está también en el espectáculo, de una manera real. En el preestreno que hicimos en Valencia, yo estaba muy feliz porque había sillas, pero la gente que estaba detrás de las sillas estaba bailando. Estaban viéndome a mí y a la vez estaban bailando ellos. Y en este espejo es en el que yo creo que el espectáculo tiene que funcionar.
P: Usted es un artista con una trayectoria importante. De hecho tengo obtuvo dos premios en el TAC 2008 y 2010. ¿Se sigue emocionando al presentar en Valladolid?
R: Muchísimo, muchísimo. No solo porque vengan mis amigos, mi familia, también porque va a ser en el Campo Grande, que es otro lugar bastante mágico de Valladolid. Y que yo siento como que gracias al TAC después ha venido el artista que soy hoy. Fue el primero que puso la mirada en mí, en mi trabajo, y que luego los premios ayudaron a que el resto del oficio pusiera toda su atención en mí. Hay un vínculo muy importante con este festival, y me ha seguido invitando con el paso del tiempo, con sus distintos directores, con sus distintos equipos. Hay una conexión muy especial. Estoy muy emocionado y a la vez un poco de responsabilidad de hacer un buen espectáculo. No como un deber, sino como un regalo. Quiero que salga bien y que sea bueno para las dos partes.
P: Casi se podría decir que han crecido a la par el festival y usted.
R: Totalmente. Es que es el 25 aniversario. ¡Ya 25 años! Yo entré en la Escuela de Arte Dramático en Valladolid con 18 años y era el segundo año del TAC. Efectivamente, hemos crecido juntos y hemos crecido hermosos.