Pago de las Olmas es una quesería de leche de oveja, situada en la localidad vallisoletana de Geria, que se ha convertido en un proyecto familiar en el que la tradición, la artesanía y el cuidado minucioso de la materia prima y los procesos han dado como resultado un producto artesano donde prima la calidad.

Ubicada en las últimas estribaciones de los Montes Torozos, el municipio de Geria se encuentra en un valle, culminado por bosques de pinos en los páramos que lo rodean, para continuar con grandes extensiones de cereal que representan las estaciones con sus cambios de color, hasta finalizar en la ribera, donde el Pisuerga se une al Duero para seguir juntos sus caminos.

No es de extrañar, con un paisaje tan idílico en la meseta castellana, que sean muchos los jóvenes que decidan comenzar sus vidas alejados de la ciudad en sitios más tranquilos y acogedores como son este tipo de pueblos de menor tamaño.

Federico Olmedo decidió abrir hace no demasiado tiempo el obrador de quesos y productos lácteos aprovechando la cabaña ovina de su familia. Esta no era una idea reciente, ya que el 'geriano' había diseñado este proyecto hace muchos más años atrás, como Trabajo de Fin de Grado.

Al finalizar sus estudios de Ingeniería Agrícola en Palencia en el año 2002, diseñó un proyecto donde creaba su propia quesería, sin saber que veinte años más tarde ese sueño regresaría a su vida, dotando a su pueblo de un producto único y autóctono del que poder presumir.

"Al terminar la carrera pensé en llevarlo a cabo pero claro, en ese momento de mi vida no parecía tan fácil y fue aparcando el proyecto porque empecé de prácticas en una empresa en la que me acabé quedando a trabajar durante 14 años", asegura ahora el propietario de Pago de las Olmas.

Catorce años más tarde, el sueño regresó a la cabeza de Federico Olmedo y en 2016 comenzó a hacerlo realidad: "La leche estaba muy mal pagada en ese momento y tratando el tema con mi familia, decidimos sacarle mayor rendimiento al producto de nuestras ovejas".

Aun así, no fue hasta el 24 de julio de 2020, en plena pandemia por el Coronavirus, cuando realizaron en la localidad vallisoletana su primera fabricación de queso y, justo un año después, abrieron la tienda en el pueblo y comenzó la comercialización de productos propios.

"Quise aprovechar los recursos que teníamos en mi casa. Somos una familia de gran tradición ganadera y, a día de hoy, esa tradición se ha convertido en mi día a día", explica en declaraciones para TRIBUNA GRUPO.

Con la crisis sanitaria en contra y en un periodo de muchos cambios a nivel económico y social, la familia Olmedo se enfrentó a un sueño empresarial que, tal y como parece a día de hoy, se ha consolidado bastante bien en la provincia vallisoletana.

El empresario, cuya familia ha tenido ovejas desde hace más de 40 años, expresa que siempre ha tenido claro que si emprendía, lo haría en su pueblo y celebra su éxito actual:"Estoy muy contento de haber podido fijar mi residencia aquí, de colaborar con la vida rural y de hacer lo que me gusta cada día".

En un principio quisieron adentrarse en la aventura "poco a poco", incorporando productos y trabajadores según iban explorando la demanda y las necesidades que la quesería iba pidiendo: "No quisimos abarcar demasiado. En estas situaciones es preferible ir con pies de plomo".

Hoy, venden  quesos de leche cruda de distintas curaciones; yogures naturales y con mermeladas de arándanos, frambuesa, tomate y naranja; cuajada, arroz con leche, crema de queso, mantequilla y leche helada, todo de leche de oveja que procede de su propia ganadería.

Los vecinos de Geria acogieron con entusiasmo la apertura de la tienda a la que acuden, en busca de novedades, con asiduidad: "El pueblo ha sido parte de esto. El boca a boca ayuda mucho y han hecho de relaciones públicas casi sin saberlo. Solo por el amor a Geria y a los productos artesanos".

Sus productos pueden adquirirse en números punto de venta de la provincia, no solo en Geria, también en otras localidades como Tordesillas, Villamarciel, Medina de Rioseco o Peñafiel.