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Dos emprendedores transformarán un histórico edificio de Rioseco en restaurante y discoteca

El Torno, una alhóndiga del siglo XVI, tuvo un pasado como discobar, y ahora ampliarán los servicios con un completo restaurante para cien comensales

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Dos emprendedores transformarán un histórico edificio de Rioseco en restaurante y discoteca
Sobre estas líneas carlos del Amo y Borja Martín, con el alcalde David Esteban; además del interior del edificio que se convertirá en restaurante. TRIBUNA
José Ángel Gallego Vázquez
José Ángel Gallego Vázquez
Lectura estimada: 3 min.
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Dos jóvenes de la localidad de Villabrágima se han asociado para abrir un restaurante y una discoteca en el histórico edificio conocido como El Torno en Medina de Rioseco, una antigua alhóndiga del siglo XVI, que desde hace décadas ha funcionado -en diversas etapas- como discobar.

Ahora, Carlos del Amo y Borja Martín quieren transformarlo en un restaurante de calidad, que tendrá además muchas posibilidades. El edificio es de propiedad municipal y los dos emprendedores ya han firmado con el Ayuntamiento de Rioseco un contrato de arrendamiento por diez años, tal y como ha desvelado el alcalde de la localidad, David Esteban.

Carlos del Amo, especialista en las mejores carnes de vacuno (es productor y transformador), cuenta el origen del proyecto. "Tanto Borja como yo somos dos 'culos inquietos' y queríamos hacer algo a la altura de Rioseco, que es la capital de Tierra de Campos". Relata el empresario que cuando se enteraron que el local, edificado completamente en piedra y ubicado en una privilegiada situación, volvía a salir a concurso "fue un auténtico flechazo".

"Nuestra idea es aprovechar las dos grandes salas con las que cuenta el inmueble. Una para un restaurante de aproximadamente un centenar de comensales y otra para mantener la discoteca", aclara Carlos del Amo, quien aclara que el edificio tiene unas posibilidades inmensas: "qué mejor que una alhóndiga del siglo XVI para un proyecto como este".

En breve comenzarán las obras y sueñan con llegar a Semana Santa, la época fuerte por antonomasia en Rioseco, aunque el objetivo es complicado. "No dependemos de nosotros, dependemos de albañiles, licencias..." y tampoco esconde que hace falta "una reforma importante". Calculan que cuando el negocio esté en funcionamiento necesitarán contratar una docena de personas. Aunque aclara que el restaurante no solo se dedicará a la carne, será uno de los platos estrellas, por la experiencia de años que este ganadero y productor mantiene con el sector.

No quieren tampoco levantar las campanas al vuelo, porque ahora es simplemente un proyecto sobre el papel, pero creen que estarán a la "altura de Rioseco". Planean espectáculos de música en directo y otras muchas ideas que no pueden adelantar, pero que ofrecerán un concepto muy novedoso al proyecto de restauración y de ocio. Sí que confirma que la dos salas contarán con "ambientes diferenciados e independientes".

Creen los dos emprendedores que Rioseco y la comarca tienen potencial. "Estamos hablando de 15.000 personas en 20 o 30 kilómetros a la redonda. Si a eso le sumamos un edificio emblemático, una localidad como Rioseco y un producto de calidad, con un buen servicio, el resultado seguro que será bueno". Carlos del Almo se confiesa, junto a su socio Borja Martín, como un enamorado de su Tierra. "Queremos defender que hay futuro y trabajo, nuestra filosofía es defender lo nuestro", concluye.

DEPÓSITO DE GRANO, ORFANATO Y DISCOTECA

El inmueble conocido como el Torno es un histórico edificio de piedra del siglo XVI, que en su origen cumplió la función de alhóndiga municipal, para almacenar grano. Se construyó sobre la muralla que unía la fortaleza con la Puerta del Carbón. Existieron, además, otros depósitos similares en la ciudad, entre ellos El Diezmo, donde se recogía el impuesto a la Iglesia, el 10 por ciento de cada cosecha, y cuyas ruinas están situadas tras el depósito anterior, así como el de Juan de Pendones, edificio de piedra, del siglo XVII, localizado tras el Teatro Principal. El Torno cumplió, años más tarde, la función de orfanato (de ahí recibió el  nombre), y posteriormente almacén municipal y desde hace más de tres décadas se reformó como discoteca, función que ha desempeñado en varias etapas en los últimos años.

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