Está vendiendo la licencia de juego porque ya tiene pensado jubilarse. Lo que no sabía es que también, en este proceso en el que está inmerso, iba a vender un décimo del 88.008, el Gordo de la Lotería de Navidad 2023. Cada cliente que entra en su administración le echa la bronca por no haberle dado el agraciado número y le pregunta si sabe quién es el afortunado. "Creo que ha sido una madre que venía con su hija", contesta no muy convencido. 

Él es Fernando Galindo Álvarez, dueño y gerente de la administración de Lotería número 85.375 ubicada desde hace más de dos décadas en la Plaza de los Vadillos. Sincero, cercano, alegre y con su camiseta que le acredita como lotero de haber vendido el Gordo, Galindo atiende a TRIBUNA 48 horas después de haber abierto el champán en la entrada del despacho. No le importa que la entrevista sea en el interior de la administración a pesar de que sus clientes fieles no están acostumbrados a que el bueno de Fernando esté mirando a una cámara durante unos minutos. "No sabía que me ibas a grabar", apunta sonriente.

En la misma charla, el lotero agradece a los medios de comunicación su cobertura por haber dado el primer premio, ya que es la primera vez que lo consigue desde que abrió las puertas de la administración. "Nunca había dado el Gordo. Dio un tercero en el año 2012. El número era el 64.084. Si no nos fijamos tanto en la Lotería de Navidad, sí que es cierto que en menos de dos años hemos vendido los tres primeros premios de la Bonoloto. Ahora, tras más de 40 años en la administración, es cuando estoy dando más dinero", confiesa.

"Este año el sorteo ha tenido muchísimo suspense porque dieron los dos grandes premios, tanto el segundo como el primero, a última hora. De hecho, pasó un tiempo entre uno y otro. Vi el número (88.008) y me pareció raro. No me dio tiempo para ver dónde se había repartido hasta que fui recibiendo alguna llamada de compañeros míos. Ellos me avisaron de que había dado uno de los primeros premios", añade.

Al hilo de los mensajes, asegura que le ha llegado "muchas felicitaciones", aunque hay una de ellas que le ha sorprendido bastante. "La que más me ha gustado ha sido la de una persona que me ha pedido que no me jubilase para que siga dando dinero a toda la zona. Da mucha satisfacción cuando ves que sigues repartiendo millones y más a mi edad", sostiene. De hecho, hace un balance positivo del año porque, "tras la pandemia", ha vuelto a ver "la alegría de la gente" y sus respectivas ganas de "participar". "En realidad, lo que pagan es ilusión", explica.

Por último, no se pone una fecha límite para dejar el negocio porque es consciente de que si no vende la licencia, tendrá que estar en la administración "de manera activa". "Habría que tirar, no me quedaría otra", contextualiza. En cualquier caso, reconoce que le gustaría tener "más tiempo libre" a pesar de que dejaría de atender a diario a personas que, por su fidelidad, merecen que Fernando continúe, al menos, hasta 2025.