La iglesia de las Angustias de Valladolid luce, como es habitual en los últimos años, un misterio barroco inspirado en los belenes napolitanos de los siglos XVII y XVIII cuyas figuras, con encarnaduras de barro o porcelana y estructura de estopa y alambre, se visten con lujosas ropas y se adornan con exquisitas joyas.

El misterio, instalado por miembros de la Cofradía de las Angustias, cuenta en esta ocasión con un niño Jesús dormido procedente del Museo de San Francisco de Medina de Rioseco, una preciosa y anónima talla del siglo XVII. Para la Virgen se ha elegido también una pieza del siglo XVII, que en esta ocasión llega desde el monasterio de San Joaquín y Santa Ana de Valladolid. Por su parte, San José es una imagen atribuida al escultor Antonio López de 1677 y que pertenece a la propia cofradía de las Angustias.

Pero además el conjunto cuenta con otras piezas y ornamentos de la propia penitencial: un arcón y una lámpara de cristal de roca (siglo XVIII); espejos cornucopias (1844); sillón, candelabro de bronce, reclinatorio y lampas portacirio (siglo XIX); brasero, maceteros y reproducción tríptico epifanía (siglos XVIII y XIX, colección particular), además de bandejas, doseles, alfombras y telas.

El misterio se encuentra ubicado en el altar mayor de la iglesia y se puede visitar de 9:30 a 13.30 en horario matutino y por las tardes de 18 a 20:30 horas. Los festivos el horario será de mañana.

BELENES NAPOLITANOS

Con esta iniciativa, la cofradía de las Angustias quiere seguir esa tradición de los belenes barrocos. Uno de los más conocidos es el de la Real Real Iglesia de San Ginés, en la madrileña calle del Arenal. Un belén, cuya financiación se atribuye al rey Carlos III, ideado con el fin de rendir culto al Rey del Universo y en el que los Reyes Magos no son los únicos miembros de la realeza en la escena de la Natividad, también María y José aparecen lujosamente vestidos como padres del Rey de Reyes en una gran epifanía en la que riquísimos elementos acompañan a las imágenes.

Otros belenes napolitanos destacables son los del Monasterio de las Agustinas Recoletas de Monterrey, en Salamanca, regalo del Virrey de Nápoles Don Manuel de Zúñiga y Fonseca a su hija Inés en 1644; el de las Clarisas de Monforte de Lemos; los de las Agustinas y las Capuchinas, en Palma de Mallorca; el de las Descalzas Reales en Madrid; o el que los reyes Carlos III y Mª Amalia de Sajonia trajeron a España desde Nápoles en 1759 al tomar posesión de la corona, un conjunto de casi 6.000 figuras regalado a su primogénito, el futuro Carlos IV, por lo que se conoce como 'Belén del Príncipe'.

Y, por último, cabe recordar el espectacular belén napolitano del vallisoletano Museo de Escultura, formado con piezas de varias colecciones, que muestra un fiel reflejo de la sociedad de la época.