El Real Valladolid avanza a la segunda eliminatoria de la Copa del Rey tras golear (1-5) a la Peña Deportiva en un partido dominado por los blanquivioletas de principio a fin a pesar de los sustos ibicencos tanto en la primera parte como en la segunda, donde el cansancio físico lastró a los locales que recibieron los últimos tantos en poco margen de tiempo.

BIEN PLANTADO

El Pucela ofreció una versión muy seria desde el inicio. Bien plantado en Santa Eulalia, se notaba que los blanquivioletas querían redimirse de lo que sucedió en Éibar. Sin embargo, la ocasión más clara del encuentro fue para Jon Elorza, que cabeceó desviado un buen centro desde la banda derecha. Pudo cambiar el partido, sobre todo por los nervios que le pueden entrar a un equipo de superior categoría afrontar un marcador adverso. No acertaron y el Pucela empezó a hacerlo. Un contraataque liderado por Cédric, pasó por Anuar y le llegó a Víctor Meseguer, que batió al capitán Javi Seral (0-1), que no tuvo su día.

Tras el tanto, el que seguía dominando era el Real Valladolid, que controlaba el partido. La Peña Deportiva, no obstante, mantenía la esperanza de poder empatar el encuentro. Como no logró inquietar a los blanquivioletas, el marcador se teñía de un aroma visitante que, al fin y al cabo, es el que rodeaba la eliminatoria.

MESEGUER SENTENCIA

La reanudación le sentó mejor a los locales. Un disparo de Thompson no encontró la portería de Jordi Masip, muy seguro durante todo el partido en su vuelta a la titularidad. Y el guion se repitió: un fallo de la Peña Deportiva y un gol del Real Valladolid. César de la Hoz aprovechó otro error garrafal defensivo para empujar el balón a la red (0-2). Entre tanto vaivén, el que entró en un bucle fue la Peña Deportiva, lastrada por el esfuerzo cosechado. 

El hat-trick Meseguer (0-3 y 0-4) volvió a dejar en mal lugar a Seral. Fue, en definitiva, el principio del fin para los ibicencos. La puntilla la tuvo que poner de cabeza Quintana (0-5), un tanto que solo se vio contrarrestado por otro de Jaume Tovar (1-5), que demostró su olfato de gol. La ovación del Santa Eulalia por el tanto ejerció de antesala para el pitido final de Ávalos Barerra después de un resultado que deja un mejor sabor de boca al Pucela, que se medirá este sábado ante el Tenerife con ganas de revancha, esas que tuvo que citar Pezzolano en la previa.