El Real Valladolid cayó (2-0) ante el Espanyol en su visita al Stage Front de Barcelona y desaprovechó la oportunidad de alcanzar el liderato de la competición. Los blanquivioletas no lograron acertar a pesar de las ocasiones generadas, que sí materializó el Espanyol manifestando, a día de hoy, las diferencias entre ambas plantillas.

ACIERTO E INTENSIDAD

La caraja inicial del Real Valladolid se dignificó pronto, en el minuto 5, aunque sus intenciones no eran tan malas porque quería mandar, quitarle el balón al rival y, a partir de ahí, generar peligro. Sin embargo, fue el Espanyol el que puso los goles y la intensidad en las acciones individuales. Esta hoja de ruta, acompañada por la fragilidad defensiva del Pucela, provocó que los locales golpearan primero.

Tuvo que ser de penalti y repetido porque el colegiado Caparrós Hernández, VAR mediante, invalidó en primera instancia la parada de John Victor, que dejaba atrás la falta de entendimiento entre él y Sergio Escudero, que no tuvo su día. Le indicaron que Gustavo Henrique entraba en el área antes del disparo de Braithwaite, que no desaprovechó su segunda oportunidad desde los once metros (1-0).

El tanto le vino bien al Pucela, que con dos arreones, se plantó en el área. Sylla tuvo en sus botas el empate, pero Pacheco evitó el tanto del ariete blanquivioleta. Parecía que el aspecto ofensivo del equipo visitante mejoraba por momentos, pero no fue más allá de esas situaciones puntuales. El Espanyol, que no tenía problemas en darle el balón a su rival, volvió a cumplir con el guion previsto. Es decir, ven, te espero y te remato cuando puedo. Y así fue.

Otra jugada perica hilada con Escudero, de nuevo, implicado acabó en Puado, que superó a John (2-0). El descanso dejaban en las arcas locales mejores sensaciones porque el Espanyol, sin tener el dominio del partido, fue efectivo y, al menos, intenso, dos cualidades que no aparecieron en ningún momento en el Real Valladolid.

LA HISTORIA YA HABÍA ACABADO

La segunda mitad podría haber despertado al Pucela, pero ni con esas. Los de Pezzolano lo intentaban con una posesión estéril que manifestaba una clarividente falta de mordiente. Sin Marcos André, ausente por molestias en el pie como adelantó Radio Marca Valladolid, el Pucela recurría a Sylla, que recibía, en la mayoría de veces, solo y sin ayudas. Los blanquivioletas echaron en falta la figura de un '10' porque ni Iván Sánchez ni un desesperado Monchu cuajaron un buen partido.

El paso de los minutos perjudicaba a los visitantes, que tampoco encontraron la respuesta en el banquillo porque Pezzolano no agitaba la coctelera. Y cuando lo hizo, dio entrada a Joni Montiel, que vuelve a dejar una imagen de jugador que prefiere irse a la guerra él solo, que con sus compañeros.

El Espanyol, en estos compases, tuvo ocasiones para golear, pero Juric y Boyomo desbarataban sus intentonas una y otra vez. El marcador se mantuvo, a pesar de una gran ocasión de Cédric, y el Real Valladolid sumó una nueva derrota porque juntó el hambre con las ganas de comer cuando podría haber utilizado lo primero para salir recompensado. Los blanquivioletas, que rompen la racha positiva de resultados, recibirán el próximo domingo al Andorra que, a expensas de lo que haga ante el Alcorcón, solo saca un punto a la zona del descenso.