logo

Reflexión sobre una repetición electoral

imagen
José Ángel Gallego Vázquez
José Ángel Gallego Vázquez
Lectura estimada: 3 min.

España ha celebrado su Fiesta Nacional en el momento más incierto de su futuro político. Los nacionalismos están haciendo un daño irreparable a lo que se considera la ?unidad nacional?, algo así como entender que las diferentes realidades autonómicas pueden confluir en torno a una idea de país, un concepto hoy utópico porque las diferentes sensibilidades regionales, especialmente aquellas con más carácter reivindicativo, quieren imponerse por encima de todo lo que signifique depender orgánicamente de un Estado que les ampare.

Como es habitual, a la celebración oficial del 12-O no asistieron ni los presidentes de Cataluña ni del País Vasco, en un gesto que sorprendentemente muchos medios de comunicación de ámbito nacional han etiquetado con la frase de "como es costumbre, no acudieron". Lo que es una falta de cortesía institucional o de educación política se etiqueta de costumbre, a pesar de la indudable dependencia que tanto Cataluña como el País Vasco tienen de España en muchas cuestiones, especialmente económicas, que han propiciado a ambos territorios unos beneficios de los que no disfrutan el resto de comunidades.

Las negociaciones para alcanzar un pacto de Investidura o de Legislatura siguen su curso asumiendo desde Cataluña que "la Amnistía está cerrada", independientemente de los informes judiciales que avalen o no ese deseado encaje constitucional por parte de aquellos que defienden la idoneidad de perdonar a todos los que atentaron contra la unidad de España en 2017 desde una Cataluña que se declaró por segundos independiente, forzando al Rey de España a pronunciarse con un histórico discurso que ha sido mancillado, humillado por ese voraz deseo de conseguir unos votos necesarios para que Pedro Sánchez reedite un Gobierno de retales, con muy pocas probabilidades de completar cuatro años de gestión tranquila.

Los intentos de apelar a un sentido de Estado, a que España pueda permanecer unida a pesar de sus diecisiete identidades, cobran ahora un mayor sentido cuando el futuro Gobierno estaría absolutamente maniatado por aquellos que quieren precisamente lo contrario. No se trata solo de las reivindicaciones catalanas, sino también de lo que pueda derivarse después porque el País Vasco no se quedaría atrás en ningún caso. La expectativa de las elecciones autonómicas en ambas comunidades previstas para los próximos dos años son otro factor a tener en cuenta en las estrategias que las fuerzas independentistas están barajando a la hora de plantear sus exigentes reivindicaciones.

Las comparaciones con las realidades de otros territorios ahondan todavía más en las diferencias que se pueden crear en función de las concesiones que Sánchez necesita ceder si quiere esos votos que no tiene porque los resultados electorales, aunque venda lo contrario, le situaron en una posibilidad de debilidad que se plasma a la hora de negociar.

Por todo ello, la cuestión es plantear de manera seria si lo más ideal para aclarar el futuro político de España fuera una repetición electoral. Tras el fallido intento de Feijóo, el líder popular ha invitado a Sánchez a meditar sobre este planteamiento siendo consciente de que el PSOE dispondría de una baza más nacional que ofrecer a sus votantes remisos y enfadados con sus abrazos al nacionalismo. Quizá una repetición electoral pueda dibujar un mapa más bipartidista aunque VOX y Sumar seguirían teniendo una columna de apoyos indiscutible pero, podría ser, sin ninguna capacidad de influencia. Esa reflexión es para un análisis profundo y de políticos a la altura de lo que verdaderamente necesita España ahora como país.

 

Últimas noticias de esta sección

0 Comentarios

* Los comentarios sin iniciar sesión estarán a la espera de aprobación
Mobile App
X

Descarga la app de Grupo Tribuna

y estarás más cerca de toda nuestra actualidad.

Mobile App