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Los robots camareros llegan a León
Ya está aquí esta tecnología emergente que busca mejorar la experiencia del cliente con máquinas que pueden llevar comidas y bebidas a los clientes
No se quejan cuando hay mucho trabajo, ni exigen el cumplimiento escrupuloso del convenio colectivo. La robótica como opción a la hora de "contratar" personal ya empieza a ser una realidad en León, donde un restaurante con bufet de cocina asiática ya tiene un robot camarero que se da un aire a R2-D2, el simpático personaje de la saga Star Wars.
¿La inteligencia artificial ha llegado para quedarse? Si actores e influencers tiemblan porque ya se puede suplantar sus voces y cuerpos, con lo que eso conlleva, tampoco se libran de las garras de la modernidad tecnológica otros sectores, como el de la hostelería.
En Léon, donde los empresarios hosteleros reconocen que se las ven y se las desean para encontrar personal cualificado que ocupe puestos de cocina, sala y office, algunos ya empiezan a barajar otras posibilidades para solventar estas deficiencias, como la incorporación a sus plantillas de robots camareros que ayuden a agilizar el servicio de sala.
Es mucho más frecuente ver estos simpáticos artefactos rulando por restaurantes de moda de las grandes ciudades, pero es la primera vez que tenemos constancia de la llegada de uno a León. Se encuentra en un local de cocina asiática del centro comercial Espacio León, el bufet de Sushi Tokyo, donde además del personal chino o pakistaní los clientes alucinan cuando ven las idas y venidas del robot, que por ahora se limita a traer y llevar platos a las mesas centrales de la sala.
¿Y qué piensan los demás empresarios hosteleros de la provincia? ¿Se plantean incorporar robots en sus locales? Antonio Vázquez, CEO del grupo hostelero Vamuca, quiere pensar que no tendrá que incorporar nunca a estos fríos camareros en sus establecimientos. "Para mí, tendrían más lógica en cocina, para determinadas labores, pero en sala el valor añadido de la venta sugerida lo pierdes con un robot, salvo que sea sólo para traer y llevar cosas", dice. Los ha visto en ferias, y también en un local de Suiza, y cuenta que hay una conocida franquicia mundial de comida rápida donde es un robot el que prepara las patatas fritas de principio a fin,"y una pizzería norteamericana donde hacen todo hasta servir la pizza o meterla en su caja".
"El valor que aporta un buen camarero aún lo valoran los clientes", reconoce Vázquez, que lamenta que cada vez hay menos buenos camareros y menos personal dispuesto a trabajar en hostelería, "y parece que la sociedad da menos importancia al servicio de sala". "En España, en León, levantas una piedra y hay cinco bares, la figura del camarero sigue siendo imprescindible, aunque también depende de la tipología del negocio".
Para Samuel Naveira, dueño y chef de los restaurantes Muna y el novísimo Codó, en Ponferrada, "es inviable implantar robots en locales como los nuestros, porque perderíamos esa cercanía y ese cariño en el servicio, sí lo veo en locales de otro tipo, más impersonales".
Ana Mangas es cocinera y copropietaria de uno de los establecimientos hosteleros que más expectación están creando desde su apertura en la capital leonesa. Desde Carea Bistró, en el Barrio Húmedo, la joven chef considera que en los restaurantes gastronómicos gran parte de la demanda de la experiencia "es el trato personalizado con el cliente". "Visto cómo está el panorama, no me extrañaría empezar a ver más robots, aunque no en mi casa", señala Mangas.
Su colega en otros fogones, los de Kamín, Mario Gómez Soria, dice que no se lo plantea "ni de coña". Lo tiene claro: antes de poner un robot a recorrer su sala de cocina vista, "yo cerraría". "Los veo por ejemplo en locales impersonales, tipo buffet, pero los restaurantes tienen que tener alma, tú vuelves en parte por el camarero".
En la misma línea se pronuncia David García Guerra, de Becook, que los ha visto en Tokyo. "Para nosotros es fundamental el trato personal con cliente, la explicación y terminación de algunos platos".
Javier del Blanco, en los fogones de Cocina con Mimo, en León, tampoco se plantearía tener robots en la sala, "por mucha dificultad que haya para encontrar personal". En su opinión, la hostelería va hacia modelos mucho más pequeños, "como nuestra casa, restaurantes que podamos pelear una pareja con dos o tres personas más, porque los locales enormes van dejando de ser viables, no hay personal cualificado, cada vez es más difícil encontrar camareros".
Con la implantación de robots camareros, la idea es recibir ayuda extra en la atención de las mesas, aunque estos artefactos pueden también tomar pedidos y hacer pagos, y hasta los hay que conversan y entretienen a los clientes.
Entre sus ventajas, dicen las empresas que fabrican y comercializan robots de cocina y sala personalizables, estarían la eficiencia (trabajan sin descanso, no se quejan, son precisos) y la productividad. Se reducen los costes laborales y supuestamente se mejora la higiene y seguridad alimentaria, al minimizar el contacto humano con los alimentos.
¿Desventajas? Un servicio impersonal, la inversión que suponen y la necesidad de mantenimiento y reparación. Los venden, los alquilan y hasta se ofrecen vía renting.
Pero, qué quieren que les diga, donde esté un buen camarero que te sonría, te explique los platos y te llame por tu nombre al entrar, que se quiten todos los robots del mundo.
El robot que puede verse en el restaurante Sushi Tokyo del centro comercial Espacio León, en León, es el modelo Bellabot, de la marca Pudu. Puede realizar tareas como tomar y entregar pedidos, realizar pagos y brindar recomendaciones de menú de manera rápida y precisa. En León, de momento, se limita a traer y llevar platos. Emite ruiditos al desplazarse y sus ojos se mueven en la patalla inicial emulando a una especie de gatito. Pesa 55 kilos, tiene una autonomía de 4 horas y media y puede cargar en sus cuatro bandejas un máximo de 40 kilos. La velocidad es ajustable, entre medio metro y 1,2 por segundo.
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El robot que puede verse en el restaurante Sushi Tokyo del centro comercial Espacio León, en León, es el modelo Bellabot, de la marca Pudu. Puede realizar tareas como tomar y entregar pedidos, realizar pagos y brindar recomendaciones de menú de manera rápida y precisa. En León, de momento, se limita a traer y llevar platos. Emite ruiditos al desplazarse y sus ojos se mueven en la patalla inicial emulando a una especie de gatito. Pesa 55 kilos, tiene una autonomía de 4 horas y media y puede cargar en sus cuatro bandejas un máximo de 40 kilos. La velocidad es ajustable, entre medio metro y 1,2 por segundo.