Se llevó a cabo, entre lágrimas de algunos de los presentes, en una procesión que partió desde la iglesia de San Miguel y San Julián
Diego García y Juan Herrero cortan una oreja cada uno en el Piñón de España
Muy deslucida la novillada de Torrestrella anunciada para abrir esta edición de El Piñón de España para novilleros con caballos. Los ejemplares, terciados, escurridos, bajos de fuerza y raza, broncos, pusieron a los dos novilleros en el brete de poderlos y hacerlos embestir con decisión, valentía y arrojo. Fueron algo mejor manajables tercero y cuarto, uno llamado 'abrileño' y 'aguarino' ambos aplaudidos en el arrastre cuando las mulillas los llevaban al desolladero.
Los otros dos 'timbal' y 'cancelito' repuchándose en banderillas, doliéndose y con una brusquedad de difícil tesitura. Menos mal que el oficio de Diego García y la decisión de Juan Herrero hicieron que el mano a mano tuviera algunos momentos de emoción e interés. Estos dos ejemplares fueron pitados en el arrastre y «timbal» además de salida, pues el público pedrajero había puesto el listón a otro nivel en este certamen de «El Piñón de España» con la presentación de las reses y contemplar a esta raspa de novillo desató los primeros pitos de la tarde.
Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio por Julio César Merino y Miguel Ángel Merlo, empleados municipales recientemente fallecidos. Y acontinuación sonó el Himno Nacional interpretado magistralmente por la Banda de Música de Pedrajas.
Se estrenó en el palco un nuevo Presidente, Josué Rodríguez, que debutaba en el cargo y no lo hizo mal el muchacho.
Y vamos con las faenas, una de las cuales, la mejor de la tarde nos la brindó tanto al fotógrafo Fermín Rodríguez como a quien esto escribe el novillero Diego García, a punto ya de tomar la alternativa como matador de toros en unos días. Una dedicatoria muy cariñosa que nos emocionó tanto a Fermín como a mí. Había recibido de rodillas con una larga cambiada al ejemplar de Torrestrella y lances muy aplaudidos sacando el toro a los medios. El animal, geñudo y duro, no fue picado convenientemente por aquello de dejarlo entero y a poco que se hubiera descuidado Diego, los apuros para colocar los rehiletes hubieran sido de mejor traza. Brindado el toro a esta pareja que les escribe superó el trance con creces por el pitón izquierdo y templó la dura embestida del burel, rematando con pase de pecho, largo y con majeza, que desató los aplausos del público. Con la mano derecha, el animal se vencía y a punto estuvo de causarle un disgusto, pero sobrepuesto a la incidencia, Diego García citó, rodilla en tierra, con aplomo y torería. Cuadró al ejemplar y le propinó una estocada entera, algo delantera, rematada con un golpe de verduguillo que atronó al animal. Los pañuelos del público en el tendido asomaron y le fue concedida una oreja, con petición de la segunda que el palco no concedió.
Ante su primero un 'timbal' que no tocó ni repercutió le sopló con el capote unas chicuelinas y remate con la revolera que encandiló a los espectadores. Lo mejor de todo otra vez estuvo con la mano zurda pues por el lado derecho el toro se vencía y en cualquier momento el achuchón se veía venir. Cabecea el toro, sin raza ni fuerza, y el novillero, pese a todo, con oficio logra sacarle algunas embestidas a los sones del pasodoble. Tras pinchar arriba, logró una media estocada muy efectiva. Salió al tercio a saludar y recibir una calurosa ovación del respetable.
Juan Herrero, el novillero de Los Molinos instrumentó una aseada faena al segundo de la tarde, un utrero de nombre 'cancelito' con sentido estético y brindada al público de Pedrajas. Muy bien planteada la faena pero la espada, tras media tendida, el puntillero, el descabello y la tardanza en doblar del toro enfriaron la tarde. Sonó un aviso del palco y al acabar recibió los aplausos desde el tercio.
En el que cerraba festejo, el toro mejor del encierro, se lo brindó a su compañero del mano a mano en detalle muy torero. Estuvo firme y fajándose con el burel con gracia y soltura, templando la embestida algo más entregada de este toro que fue aplaudido cuando las mulillas lo llevaban al desolladero. Una oreja le fue concedida por el palco.
En resumen. Entretenida la segunda parte de la novillada de Pedrajas, mejor que la primera pues los Torrestrella adolecieron de presencia, cuajo y trapío, fallándoles además las fuerzas para no caerse y dos muchachos que salieron sonrientes del coso, cada uno con una oreja de premio más que merecido.
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