Reconocen así el trabajo del que ha sido cuatro décadas presidente de la Federación regional de Centros de Inciativas Turísticas
El viejo trillo
Una nueva edición de 'Tordesillas, Claveles del ayer' de Jesús López Garañeda
La misma realidad da cuenta del absoluto cambio de la vida rural y sus aptitudes que siempre llevaron a su propia implicación un conglomerado de personas, hoy cada vez más errantes, renegadas en ocasiones que escupieron en sus tradiciones profundas rechazándolas en esa nueva ola de modas que suelen mojar las playas de la existencia.
Que la vida rural agoniza en nuestros pueblos es evidente a poco que observemos las cosas con cierta objetividad y, si no, aquí está una imagen que lo demuestra.
Un trillo, instrumento fundamental para el desarrollo económico en otro tiempo con los granos de trigo y cebada y su triturado monótono bajo el sol de castigo del verano, hoy está convertido en una desvencijada puerta que corta el paso a un viejo corral en un pueblo cualquiera.
Poco es, pero sigue haciendo función y sirviendo a su creador.
De ahí la enseñanza fundamental que todos deberíamos sacar de la imagen: Lo rural, despreciado, sustituido y rechazado, por modernas conveniencias urbanitas de actualidad, sigue formando parte, aunque no queramos verlo, de nuestra propia vida.
Todo, a poco que miremos nos enseña algo. Otra cosa es aprender de la evidencia y mucho más asimilar cada cual aquello que la experiencia relata, aunque sea por la función sencilla de un trillo desvencijado. Y ya no digamos si se trata de respetar el medio rural del que casi todos venimos, sus tradiciones y sus aspectos fundamentales para la repercusión en la vida de cada vez menos personas.