Reconocen así el trabajo del que ha sido cuatro décadas presidente de la Federación regional de Centros de Inciativas Turísticas
Cuando se protegía el azud del río Duero en Tordesillas
CLAVELES DEL AYER: Fotografía de 1875 en el que un grupo de personas trabaja en la pesquera del cauce
Ante los numerosos comentarios, quejas, opiniones y manifestaciones personales que me han llegado como consecuencia de la actual situación del cauce del río Duero, tras las obras de cimentación y restauración de los pilares del puente, con el secarral producido en los últimos tres ojos, de los diez que tiene esa hermosa pieza arquitectónica medieval tordesillana, traigo una fotografía del año 1875, en cristal, en donde se ve a un grupo de personas reparando el azud del río, lo que llamamos vulgarmente pesquera y en la que se aprecia también la estructura de ese tiempo que tuvo el edificio emblemático de la localidad.
La pesquera es una construcción primordial para que el agua mantenga de alguna forma el caudal de la corriente, hoy día cada vez más escasa debido a la explotación y captación de las aguas en los distintos puntos, unas veces para potabilizar, otras para el riego y también para el servicio público de recogida de aguas fecales de las poblaciones; bien es verdad que modernamente esas aguas están tratadas por las depuradoras de obligada instalación.
La fotografía que me facilitó un buen amigo, Juan Rodríguez, a fin de poder utilizarla en mi libro 'Tordesillas: Vivencias de nuestro pueblo' deja bien a las claras todo un aspecto de lo que era el río, las orillas y las aceñas del molino, ese que se llamaba "so la puente". Luego con el tiempo se añadirían las aceñas "La Cierva"; "La Gasca" y la de "En medio" utilizadas para moler el grano con la fuerza del agua. A esos sitios tan especiales, hoy desaparecidos, se les llamaba Barbacanas del Agua.
Y en la foto también está el patrimonio perdido: La ermita del Cristo de las Batallas; el lavadero y la cabaña del Toledano; la fuente del palacio; el paramento de piedra y un sin fin de detalles del ayer que fueron y ya están durmiendo el sueño de los justos.
En ese pueblo que quiere vivir sin respetar la herencia del pasado, pobre o rica, grande o pequeña, nunca brotará en él una pensamiento original ni una idea dominadora.