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De vuelta

De vuelta
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante la primera jornada de la 26 edición del Debate sobre el Estado de la Nación | Foto: Europa Press - Archivo
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.
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Se acabó. Ese verano que era nuestro, que nos habíamos ganado y que íbamos a disfrutar como nos pedía Pepe Álvarez, el canijo del dúo cómico el sordo y el flaco, "¡que se vayan a hacer puñetas!", se nos escapa entre los dedos. Los días se acortan, se apagan los fuegos y seguimos mirando al cielo para pedirle al dios de la lluvia que llore sobre España. Estamos de vuelta. A las ciudades, al trabajo o a las colas del paro, a las confortables rutinas de los trayectos conocidos.

Adiós a los amaneceres sin despertador, a las noches infinitas, a la mar y a la montaña, al salitre y al aire fresco. Adiós a la holganza. Hasta el Gobierno dice que va a ponerse a trabajar, después de un verano dedicado, a falta de lecturas, al deporte de moda este mes de agosto: el insulto a Feijóo. Vago, ignorante, incompetente, extremista, sectario, populista, cínico, insolvente, negacionista, egoísta?

Hasta mentiroso se han atrevido a llamarle las ministras y ministros de Sánchez, que ya hay que tener valor para nombrar la soga en casa del herrero. Ante este despliegue estival de los niños del coro, no es de extrañar que el propio líder del PP le haya pedido al presidente que ponga a un ministro a insultarle a tiempo completo para que los demás puedan dedicarse a los asuntos propios de sus departamentos. Buena falta nos haría en un país que en seis meses solo ha sido capaz de ejecutar un 9% de los fondos europeos de este año. Eso sí, "a velocidad de crucero".

Este ha sido el pasatiempo del verano. Pero ahora llega un otoño de compras inalcanzables, precios desbocados, hipotecas impagables y graneros vacíos. Vuelven los escalofríos mientras media España hace ya acopio de leña y caemos en la cuenta de que Putin no era un zumbado, sino que tenía un plan mucho mejor que el de Scholz, Macron y Von der Leyen. Como estará la cosa, que hasta Sánchez ha decidido dejarnos sin colegios ni hospitales para bajar los impuestos del gas, como por cierto le pedía Feijóo hace meses.

Y lo anuncia justo un día después de que su ministro para todo, el ínclito Bolaños, nos explicase que esa era una medida inútil, propuesta por el PP, que es un partido que "cuando gobierna sube impuestos". Aunque la Ministra de Hacienda,"Chiqui que mil millones no son nada", lleva años acusando a los populares de hacer "dumping fiscal" en las comunidades que dirige. Qué difícil es entender las cosas de este ?Gobierno de la gente?.

Tan difícil que, hasta el propio presidente, al que no le va a faltar leña ni calefacción este invierno, pero que también siente los escalofríos y el crujir de dientes de las encuestas, ha decido embarcarse en una especie de vuelta a España, como Indurain y Contador, pero con al menos 30 etapas, en las que, "piel con piel", va a explicar a los españoles las bondades de su Gobierno. Será una especie de World Tour, como el de Coldplay o el de Rosalía, pero en vez de cantar 'Yellow' o 'Motomami', interpretará sus grandes éxitos "Que vienen los fascistas", "Sin mi no sois nada", y "Un bote, dos botes, maricón el que no (me) vote (a mi)".

Será una especie de gira crepuscular, previa a su incursión por el mundo de la lucha, en el anunciado combate contra Feijóo en el Senado, que será un poco como ese de McGregor contra Mayweather, uno a patada limpia y el otro siguiendo las reglas del marqués de Queensberry. Sánchez ha debido pedir a su millonario grupo de asesores que le expliquen por qué las encuestas caen en picado y la respuesta de sus pedrettes ha sido que, aunque el Gobierno hace cosas chulísimas, no se comunican bien. Lo que viene a ser decir que la gente es tonta y no entiende lo bien que gobierna el Gobierno de la gente. Así que hay que explicarlo mejor, para que la gente no se siga equivocando a la hora de votar.

No puede ser que todas las bondades de este Gobierno sean manipuladas y tergiversadas por el contubernio de los fumadores de puros que, pese a tener que dirigir empresas multinacionales, encuentran tiempo, los muy felones, para mangonear a todos los medios que se dedican sin piedad a hablar mal del presidente, un hombre capaz de darlo todo por los españoles, incluso de quitarse la corbata en el Falcon, con lo bien que le sienta ese complemento a un tipo con esa percha.

Así que Sánchez se va de vuelta a España, a hacer duetos con alcaldes y líderes regionales, a los que, como la mujer a la que quiere Serrat, piensa "atar a su yunta para sembrar la tierra de punta a punta" y obligarles a explicar, con él a alimón, a los votantes de Sevilla, Badajoz, Toledo, Burgos o Gijón, que las concesiones diarias de su Gobierno a los partidos independentistas de Cataluña y el País Vasco van a conseguir mejorar la vida de los ciudadanos de Andalucía, Extremadura, Castilla la Mancha, Castilla y León o Asturias.

El pánico entre los líderes autonómicos y municipales socialistas está desatado. Se juegan las sillas y las lentejas en las elecciones de mayo y no quieren ver a Sánchez ni en holograma. Están aterrados ante la posibilidad de ser elegidos para compartir un mitin o un evento de esta gira, no quieren ser una de las etapas de esta vuelta. Prefieren ver a Sánchez en Colombia con el marxista Petro o de invitado en el Consejo de Ministros de Scholz, pero lejos de sus pueblos y ciudades. Esta vuelta piel con piel del presidente será una pantomima, muy lejos de las aceras y de las calles que cuando pisa le llueven los abucheos. Serán actos blindados con figurantes y claques pagadas.

Así entiende Sánchez este nuevo proceso de escucha, otra idea robada, aunque sea a la amable y prescindible Yolanda, que ya nadie sabe donde anda, si entre sumar, restar o dividir. Pese a su inquina hacia la Iglesia, aunque luego Bolaños vaya a ver al Papa, lo que queda del PSOE se ha encomendado a sacar al santo en procesión. Pero igual que así no se arreglan las sequías, tampoco conseguirá recuperarse en las encuestas un partido que ha decepcionado a sus votantes hasta los extremos demostrados por los resultados en Andalucía.

Llega el invierno y Sánchez acabará teniendo que pasar por las urnas y escuchar, de verdad, lo que piensan de él los españoles. Como decía Cernuda, "Alguien aquí / tenía que quedarse y rendir cuentas / de momentos tan frágiles, / alguien también que cuando llegue el día / de salir al encuentro del invierno / y rendirle la plaza de la vida, / le diga con voz firme: / "Nada de cuanto vengas a llevarte / es en verdad valioso; / la alegría la dimos a los pájaros, / y está a salvo".

El resto está perdido, por muchas vueltas que Sánchez quiera darle.