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Una plaza con historia
El célebre emplazamiento vallisoletano cuenta ya con 560 años y tiene muchos secretos por descubrir
La Plaza Mayor de Valladolid es una de las más grandes de España. Se la conoce como Plaza Mayor desde el siglo XIV, ya que su nombre anterior era Plaza del Mercado. Cerrada y con soportales, la plaza ha sido usada como mercado y como escenario de celebraciones populares a lo largo de la historia de Valladolid. Con el paso de los años, se ha convertido en un perfecto punto de encuentro tanto entre los vallisoletanos como los propios turistas.
En 1561, tras un incendio que acabó con prácticamente toda la ciudad, Felipe II se comprometió a reconstruir su ciudad natal y la dotó de la primera plaza mayor regular de España. Su estructura ha sido copiada posteriormente en otras ciudades como Madrid o Salamanca.
En el centro podemos encontrar un monumento en honor a Conde Ansúrez, conocido por ser el repoblador de la ciudad. Está hecha de piedra granítica y bronce por Aurelio Rodríguez (1903).
Pero esta plaza aún esconde muchos secretos y curiosidades dignas de mención. Una de las cosas que más agudeza necesita es en los vestigios de la Guerra Civil. En la fachada del Ayuntamiento, concretamente en la segunda planta ver algunas roturas y orificios provocados por los disparos que tuvieron lugar durante el conflicto.
Mirillas en los techos
Si andamos por los soportales de la Plaza y seguimos hacia Fuente Dorada, si nos fijamos en los techos hay unos pequeños huecos que alguno podría pensar que son para luces. Ahora bien, se trata de mirillas que usaban los comerciantes para tener control de sus negocios. Este espacio, en no pocas ocasiones, ejercía también de tienda, mientras que los pisos superiores eran el hogar del maestro propietario del negocio y de su familia.
Esta mirilla abierta en el piso permitía, así, un control del acceso a la tienda-taller en todo momento y la atención a todo aquel que llamase a su puerta sin necesidad de abandonar la casa.
Rincones escondidos y un color particular
Volviendo a la Plaza Mayor en sí, no todos vallisoletanos conocen la existencia de dos bocacalles escondidas, pero con encanto. Por un lado está la calle Ricote (no mide más de 3 metros y está junto a la calle Pasión) y, por otro lado, está en la calle Ferrari, en los números 32 y 34 (no mide más de 2 metros).
Y por otro lado, seguramente más de uno se haya preguntado el por qué este espacio tiene ese color rojizo que para los vallisoletanos está es un día a día pero que otro puede extrañar. Pues esto fue una decisión tomada por el consistorio de León de la Riva en 1997 para dar homogeneidad al entorno que rodeaba a la Plaza Mayor y ahora la pregunta está en por qué el rojo y no otro color. La respuesta es sencilla, se decidió coger el de la bandera de Valladolid. Un guiño a la ciudad y su historia, sin duda.
E inevitablemente la Plaza también se ha convertido en protagonista de diversos largometrajes tanto a nivel nacional como internacional. Ahora mismo se puede ver en la pantalla grande con 'Voy a Pasármelo bien', intentando recrear el Valladolid de los 80 en todo su esplendor.
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