A comienzos de julio se conocía la noticia de que la Policía Nacional había encontrado en una localidad portuguesa cercana a la frontera con Salamanca a un hombre de73 años con vínculos con Valladolid, que llevaba desaparecido once años y ahora se dedicaba al pastoreo en tierras lusas. Mientras en la memoria de la gente sigue coleando la fatídica desaparición de Esther López en Traspinedo.

Casos de desaparecidos como este provocan el trabajo en equipo de las fuerzas de seguridad, la colaboración ciudadana y todo lo que sea posible. Para la Policía no hay casos cerrados sin resolver, siempre siguen buscando a aquellos que un día desaparecieron sin dejar rastro. No importa los años que hayan pasado, siempre se sigue buscando.

El Centro Nacional de Desparecidos mantiene al menos una treintena de casos todavía activos en la provincia desde finales de 2021. De estos, 18 son adultos y 14, menores de edad. A la mayoría se les perdió el rastro a partir de 2010, momento en el que el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), organismo dependiente del Ministerio del Interior, comenzó a recabar en una base los datos a aquellas personas sobre las que se cursaba una denuncia por ausencia.

Uno de los casos más sonados, y que a día hoy sigue sin darse carpetazo, es la desaparición de María Dolores Sánchez Mayo, que además es el más antiguo que se conoce en Castilla y León, concretamente en Medina del Campo. Desapareció el 24 de julio de 1990, cuando tenía 21 años, medía 1.60 y pesaba 50 kilos. Su edad actual sería la de 53. Incluso fue uno de los primeros casos que abordó el programa 'Quién sabe dónde' en sus comienzos en RTVE. Esa mañana tenía que ir a trabajar como asistenta del hogar a un domicilio particular de Huerta del Rey, pero nunca llegó.

Este dato ilustra, al mismo tiempo, la antigüedad de la denuncia y la angustia que arrastra la familia desde hace más de 30 años. Este domingo se cumplirán 32 años desde la última vez que se vio a María Dolores con vida.

A Camelia Simona Melu, una joven de 15 años vecina de Nava del Rey, se le perdió el rastro la noche del 9 de julio de 2019, cuando salió de su casa, ubicada en la calle Alta del Castillo. En la actualidad el caso permanece abierto y se barajan todas las hipótesis, pues hasta el momento no se han obtenido pistas concluyentes. La última vez que sus familiares la vieron llevaba un pantalón y una chaqueta negra y una blusa blanca.

En 2017 en las inmediaciones del Campo Grande de Valladolid se perdió la pista de Carlos Martín Dueñas. El hombre de 56 años solía desorientarse con frecuencia e incluso se dice en su ficha de desaparición que necesitaba de medicación.

La última desaparición de la que se tiene constancia en la página de SOS Desaparecidos es el de Teodoro Sánchez Bravo, del que se va a cumplir un año desde que fue visto por última vez en Tordesillas.

La familia del anciano de 95 años denunció su desaparición el 3 de agosto de 2021, cuando una de sus hijas acudió como cada día a su casa en Tordesillas, donde vivía solo. A día de hoy los familiares aún acuden con frecuencia al cuartel del municipio a interesarse por las pesquisas, pero sigue sin haber pistas de su posible paradero.

Estos son tan solo algunos ejemplos de personas desparecidas en la provincia de Valladolid y aunque no haya avance no hay ninguna desaparición que se archive; siempre están las búsquedas y se revisan de forma periódica.