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Bien resuelto
La opinión de Diego Jalón acerca de la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid
Estos últimos días lo hemos visto dichoso y sonriente, codeándose con los grandes líderes del mundo mundial, abrazando y manoseando al esquivo amigo americano y cantando feliz y berlanguesco eso de "americanos, os recibimos con alegría". Pero no nos engañemos, Pedro Sánchez es un hombre acosado y perseguido. Le quieren "quebrar". Una mano negra conspira contra él. Es posible que una sucursal ibérica de Spectra, esa organización que quiere destruir el mundo, dirigida por un hombre sin rostro que acaricia a un albo gato de angora, esté empeñada en derribar su Gobierno progresista.
No es que lo diga yo, que tengo línea directa con el lado oscuro de la fuerza, es que nos lo ha explicado él, convencido de que el primer paso para acabar con el acoso es denunciarlo. Lo contó en esa comparecencia tras el Consejo de Ministros, que convocó de manera urgente el sábado pasado, para anunciar la bajada del IVA de la electricidad y repartir cheques de doscientos euros, que van a arreglar la vida a muchos futuros votantes.
Tras explicar las medidas para combatir los resultados de las elecciones de Andalucía, perdón, las consecuencias económicas de la Guerra de Ucrania -dónde tendré yo la cabeza- Sánchez desveló que su Gobierno "es muy incómodo para determinados poderes económicos, que tienen sus terminales mediáticas y políticas". Y añadió que "esto es una realidad que venimos sufriendo desde hace cuatro años a esta parte". Ya saben, cuando en el mundo surge un verdadero genio, se le puede reconocer porque todos los necios se conjuran contra él. Y eso, pues también le pasa a nuestro presidente, quién lo iba a decir.
Lo de la conjura no fue un desliz de mañana resacosa de sábado. Se lo repitió el miércoles en la SER, añadiendo truculentos detalles, a su comadre Àngels Barceló, que asentía arrobada: "Somos un Gobierno muy incómodo y molesto para una serie de poderes ocultos en nuestro país que tienen intereses oscuros, se quiere volver a un viejo orden". Poderes ocultos, intereses oscuros? A falta de que Sánchez dé nombres concretos, con los datos que tenemos yo apuesto por Spectra. O tal vez por Lord Sith y sus secuaces, que también son muy de merodear por las sombras. Aunque visto lo visto, o esos poderes ocultos no le tienen tantas ganas como piensa el presidente, o son tirando a torpes.
Porque si algo han demostrado estos años de Gobierno líquido y resiliente es que en España se puede hacer cualquier política y su contraria, incluso todas a la vez, sin que ningún contrapoder lo impida. Sánchez nos contó que Podemos era un partido bolivariano con el que no podríamos dormir, y luego lo abrazó y lo invitó a entrar en el Gobierno. Juró que no pactaría con Bildu, y ya hemos visto lo que hay. Ha decidido, sin preguntar a nadie, dar un giro de 180 grados a nuestra política exterior con Marruecos, con la OTAN y con quien haga falta.
Ha maniatado al Poder Judicial y ahora quiere soltarlo un rato a ver si cambia a los jueces del Constitucional a su antojo. Ha escrito cuatro tomos del BOE a base de decretos durante un estado de alarma inconstitucional o dos. Ha nombrado fiscal a su ministra. Ha impedido la entrada de Vivendi en el accionariado de Prisa, que controla a su antojo. Con la que está cayendo, los sindicatos siguen dándole al percebe y no han convocado ni una huelga. Incluso la patronal, los pérfidos empresarios, firmaron el acuerdo para la reforma laboral?
¿Qué mierda de poderes ocultos son los que persiguen a este presidente que lleva haciendo lo que le sale del antifonario desde que está en la Moncloa? ¿A ver si es que confunde los votos de los gallegos, los madrileños, los castellanos y los leoneses o los andaluces con algún poder oscuro y oculto? Igual por eso anda ahora trajinando en Indra, la empresa encargada de los recuentos electorales.
El hombre que iba a pasar a la historia por su magistral contribución a la lógica cartesiana con el idiotismo del "no es no" ha conseguido, pese a la persecución de los poderes ocultos, acuñar un nuevo jingle que seguramente le perseguirá hasta el final de sus días. Pocas veces se ha concentrado tanta indignidad en tan solo dos palabras: "Bien resuelto".
En esa autobiografía fake que le escribió Irene Lozano, 'Manual de resistencia', decía que "haber salvado la vida a las 630 personas que iban en el Acuarius hace que valga la pena dedicarse a la política. Podíamos haber mirado hacia otro lado como ocurre con demasiada frecuencia con el tema de las migraciones". Ahora, acosado por los intereses oscuros y mirando hacia el lado marroquí de la valla, el asesinato de decenas de inmigrantes a manos de los gendarmes de Mohamed VI se le antoja un asunto "bien resuelto".
Si ante esas nauseabundas imágenes de los cadáveres apilados, a Rajoy, el de los hilillos de plastilina del Prestige, o a Aznar, que cometió el pecado de hacerse tan amigo de Bush como ahora Sánchez quiere serlo de Biden, se les hubiese ocurrido pronunciar esas palabras, no hubieran tenido bastante España para correr, por muy ancha que sea Castilla. No hubiese habido suficientes cubos de basura para quemar, ni calles para manifestarse, ni portadas de periódicos, ni aperturas de telediarios. Y eso que a Rajoy o a Aznar no querían derribarlos oscuros poderes económicos y mediáticos como al pobre Sánchez.
Entender el concepto que nuestro presidente tiene de un asunto "bien resuelto" no es trivial. Puede ayudarnos a comprender por qué está tan orgulloso de su gestión de la pandemia, de la distribución de los fondos europeos, del trabajo que su Gobierno está haciendo para que "nadie se quede atrás" o de las medidas con las que está logrando frenar la inflación y la subida de los precios. Si para el presidente lo de Melilla ha estado "bien resuelto", todos estos otros asuntos se han resuelto a un nivel superior. El de las cagadas gordas, pero sin masacres, apaleamientos ni asesinatos. El nivel de los asuntos resueltos de la leche, de narices, de cojo?
Así nos va y así nos va a ir de aquí a diciembre de 2023. Porque mientras Sánchez lo va dejando todo "bien resuelto", algunos tenemos una cierta sensación de pánico ante la que se avecina.
La cifra de inflación de junio, que ha pasado un tanto desapercibida entre el Air Force One, La Bestia y las cenas en el Museo del Prado, es para echarse a temblar. Ya no solo por lo que va a costar todo, que también, sino por la subida de las hipotecas y lo que vamos a tener que pagar por esa deuda pública que el infame Aznar dejó en el 60% del PIB y ahora anda por el 120%. Pero tranquilos, seguro que antes de marcharse, nuestro presidente y nuevo líder mundial de la galaxia lo deja todo "bien resuelto".