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El cuadro 'Los Comuneros de Castilla', recibirá una restauración íntegra en un proceso "largo" de cerca de un año

Además contará con un presupuesto indeterminado por la "complejidad" de la misma

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El cuadro 'Los Comuneros de Castilla', recibirá una restauración íntegra  en un proceso "largo" de cerca de un año
Tribuna
EUROPA PRESS
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El cuadro 'Los Comuneros de Castilla', un "símbolo" de la Comunidad, obra del artista Joan Planella y Rodríguez que data del año 1877, recibirá una restauración íntegra en un proceso que se ha iniciado este viernes con el desenrollado del lienzo y que durará cerca de un año en un proceso que será "largo" y con un presupuesto indeterminado por la "complejidad" de la misma, ya que "sería difícil dar una cifra puesto que "podría dar lugar a error".

El vestíbulo del Parlamento autonómico ha recibido este viernes al equipo de restauradoras que se van a encargar de llevar a cabo las labores de análisis de la obra y posterior reparación de las zonas que han perdido pintura o que presentan evidentes daños.

El director general de la Fundación de Castilla y León, Juan Zapatero, ha explicado que la entidad se va a encargar de realizar la restauración con la supervisión y el apoyo del Museo del Prado, una iniciativa que se realiza en el marco de las últimas actividades planteadas por el 'Quinto Centenario de las Comunidades', que se conmemoró en 2021.

Asimismo, ha recordado que la "valiosa" obra obtuvo una medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes del mencionado año, dado que se trata de un cuadro de grandes dimensiones (468 x 757 centímetros), que fue adquirido al autor por Real Orden de 14/11/1887 en 4.000 pesetas con destino al Museo del Prado.

En 1906 pasó al Ayuntamiento de Barcelona y de allí, en fecha desconocida, al Museo de Arte de Cataluña, donde estuvo hasta que se levantó de forma definitiva su depósito por Orden 15/12/1986.

De igual forma, ha señalado que se va a tratar de un proceso de restauración "complejo", dado que en el pasado la obra se desmontó de su bastidor y fue enrulada sobre sí misma, sin una estructura interior y fue en 1986, cuando ingresó en el Museo Nacional del Prado, cuando se protegió la capa pictórica con un empapelado de papel japonés y cola de conejo. Por este motivo, necesita restauración.

"El proceso de restauración durará cerca de un año", ha adelantado, con la labor técnica de supervisión del Prado a través de la restaurado Lucía Martínez, y ha transmitido la "ilusión" que le hace a la institución de las Cortes y las "ganas" que tienen de exponer la obra finalizada, dado que es un cuadro "impactante" que para los castellanoleoneses cuenta con un significado "muy especial, lo cual ha animado al Parlamento a emprender este proyecto".

Para ello se procederá en primer lugar al desenrollado sobre una superficie plana de paneles de madera, ubicada en la que consistirá en la fijación de la capa pictórica y la eliminación de los pinzamientos y las deformaciones de la tela, cuyo reverso se limpiará y se reforzará para evitar posibles desgarros.

Tras la eliminación del empapelado de protección y de los restos de cola, se limpiará la capa pictórica, se regenerarán los pasmados del barniz y se procederá al estucado de toda la obra. La fase final consistirá en una reintegración de la pintura con acuarela, un barnizado a brocha y una reintegración cromática final con un posible ajuste de barniz a espray.

APOYO DEL MUSEO DEL PRADO

El coordinador general de Conservación del Museo del Prado, Víctor Cageao, por su parte, ha reconocido que para el centro museístico es una "satisfacción" establecer lazos con el Parlamento autonómico, algo que permite "fortalecer" las relaciones con las instituciones españolas, alianza que favorece que cada una de ellas puedan desarrollar sus políticas culturas de cara a los ciudadanos.

Por esta razón, el Prado quiere ser un "aliado", algo que se materializa en actos como el que se han producido hoy, en los que el museo apoya la restauración de obras con "significado para la población".

En cuanto al proceso, "este llevará tiempo", en tanto en cuanto recientemente se ha firmado el contrato de depósito y se va a proceder al inicio de ese proceso de restauración que asume la Fundación de Castilla y León, con la colaboración del museo madrileño y la restauradora mencionada a la cabeza.

"Es un arduo proceso ya que la obra ha estado enrollada sobre sí misma durante mucho tiempo y ahora va a experimentar unas labores complejas", ha incidido Cageao, quien ha destacado que también se creará un gran bastidor para exponer la obra en la gran pared del pasillo, tras las "correcciones necesarias para que al final se pueda tener una obra en perfecto estado que pueda ser colgada en las Cortes".

La restauradora jefe que ha enviado el Prado para supervisar al equipo de cuatro mujeres que llevarán a cabo el proceso de restauración, Lucía Martínez, ha recalcado que los problemas a estas alturas que generan esa "dificultad" en los trabajos son por el particular tamaño de la obra, que es "precisamente donde está su virtud y su problema, dado que antes era habitual descuadrarlo del bastidor y con una alfombra guardarlo en espacios reducidos, como es el caso".

"Al hacer esto no se seguía el sistema de enrollado que se tiene ahora o los sistemas de depósito con los que cuenta el Prado", ha matizado, para después añadir que el tema de la pintura "también tiene su trabajo, ya que en algunas zona esta tiene franjas y en otros sitios se ha perdido buena parte".

Por ello, antes de poder quitar la tela de seda pasará un mes con tratos especiales de productos para asegurarse de que la pintura está pegada de forma "conveniente" al lienzo, una práctica "habitual" para asegurar la integridad de la obra.

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