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Por Sergio Sanz Herrero

El Manchester City de Pucela


El pésimo bagaje del Real Valladolid en las últimas semanas le precipitó a convocar una rueda de prensa con pocos titulares. Todo organizado deprisa y corriendo tras la derrota en Albacete y los cientos de comentarios que los aficionados blanquivioletas pusieron en Twitter criticando al equipo. La directiva cogió el timón y decidió que los capitanes salieran a hablar, algo que vieron con buenos ojos, según explicaron estos mismos.

 

Pero, ¿era necesaria la rueda de prensa? El motivo era tratar de dar respuesta a las inquietudes de la afición, pero la afición no estuvo allí. Fueron los periodistas quienes hicieron de intermediarios, como bien admitió Javi Moyano. El lateral fue la principal voz, como primer capitán, para, junto a Borja, Deivid y Míchel, pedir tranquilidad y unión. Y ya. Por cierto, el último de ellos, con cara larga, no pronunció ni una palabra; y es que a lo mejor no eran ellos quienes tenían que hablar.

 

Dieron sus explicaciones con el mensaje de remar todos en la misma dirección y no sorprendieron a nadie. Todo ello provocado por la extraña actividad en Twitter en la cuenta oficial del club, con un mensaje publicado por el vicepresidente José Moro para intentar calmar los ánimos.

 

La autocrítica tampoco hizo acto de presencia esta vez en ninguna de las partes. Simplemente estas apelaron al trabajo y se escudaron en que hace un par de meses el equipo parecía el Manchester City, como aseguró Deivid. Unas palabras que hacen ver que la plantilla realmente cree que el juego era bueno cuando ya era uno de los equipos más goleados.

 

El problema por aquel entonces estaba en un segundo plano, ya que los marcados eran mayores y había victorias. Pero ahora el Pucela sigue encajando igual y anotando menos, lo que le ha llevado a una situación lamentable. Los errores parecen más grandes porque no hay resultados positivos, pero son los mismos.

 

Y es que ese Manchester City de Pucela nunca ha existido como tal. La defensa continúa siendo un gran hándicap para un equipo que aspira a ascender a Primera; a ello ahora se ha sumado que los blanquivioletas no saquen renta a los goles a favor. A remar juntos, sí; pero también a trabajar en los fallos para corregirlos, algo ante lo que Luis César no parece tener el antídoto.