Una voz

Una voz

Por Javier Lopez Rodríguez

La pasión y la primavera


Ha entrado con fuerza la primavera porque no para de llover, de salir el sol, de volver a llover y, entre tanto, como siempre, un poquito de arcoíris. Llegado este tiempo, nos gusta poner a la primavera como excusa para todo. Tengo muchísima alergia. ‘Es la primavera’ La gente va como loca por la calle. 'Es la primavera' Menuda montaña rusa emocional 'Es la primavera' 'Trump nos quiere llevar a una guerra comercial 'Es la primavera'.

Aparece la primera luna llena de este solsticio y llega la Semana Santa y las torrijas. Si la meteorología lo permite, tallas preciosas salen a procesionar entre la famosa piedra de Villamayor. En definitiva, es tiempo de pasión. Y a la pasión y la primavera siempre les gusta ir de la mano.

A la gente la primavera le gusta y le sorprende. Hay gente que se enamora en primavera y gente que también se muere. Si no, que se lo digan al papa Francisco, que ha sabido cuándo marcharse para dejarnos, a continuación, una primavera (y un mundo) mucho más extraño.

La primavera es la musa de los escritores, la crónica de una muerte anunciada para la nieve en las montañas y el regreso de algunos bichos a la urbe.

En primavera nació gente importante y creemos que somos un poquito más felices porque tenemos más horas de sol. La época perfecta para hacer el primer balance del año o, para los que lo terminan en verano, pensar qué final le van a poder dar.

En primavera somos un poco más conscientes de lo que significa estar vivo; no te hace falta el calor de la calefacción ni el frío del aire acondicionado. Al menos, no del todo y no todo a la vez. En definitiva, en primavera somos más nosotros mismos.

En primavera salen flores, la música tiene más volumen, parece que todo se mueve con intensidad y romantizamos las cosas un poquito más de lo normal; de lo contrario, yo no estaría poniéndole el punto final a este texto.