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24h
Una voz

Una voz

Por Javier Lopez Rodríguez

De película


Los premios Goya otorgaron, por primera vez en su historia, un doble premio en la categoría de Mejor Película. 'El 47' y 'La Infiltrada' salían como vencedoras en una gala donde los premios estuvieron más que repartidos y las principales producciones pudieron saborear un poquito del pastel.  

Ese final inaudito fue el colofón a casi cuatro horas extrañas, donde destacaron la emoción, la reivindicación y la amistad. Leonor Watling y Maribel Verdú se fueron sintiendo más cómodas conduciendo la gala a medida que avanzaba, aunque esta última decidió entregar todo su corazón encima del escenario cuando le otorgó el Goya de Honor a Aitana Sánchez – Gijón, que bien podría haber estado hablando sin parar los doscientos cuarenta minutos que yo hubiera tenido los ojos abiertos de par en par preguntándome si, alguien, algún día, en algún lugar superará a esa mujer en oratoria y elegancia.

Las actuaciones musicales funcionaron bien y menos mal. A Granada, con esa cuna de artistas y ese marco, no se le podía pedir otra cosa. Quizá no fue una entrega de premios con la cantidad de memes a la que estamos acostumbrados, aunque el rostro y la postura apoltronada de la alcaldesa de Granada ha sacado más de una sonrisa.  

También fue curioso, entre la ola de reivindicaciones que se hicieron, la llamada al derecho a una vivienda digna, sobre todo porque la gala estaba patrocinada por Airbnb. Fue una ceremonia repleta de reclamos y llamamientos políticos (quizá más que de costumbre), y la palabra 'oscuridad' salía a la palestra cada dos por tres.

Si bien es cierto que el número de espectadores de cine español este año no ha cosechado un mal dato, he echado de menos más voces animando al público a acudir a las salas. Sin embargo, este año el mensaje iba por otro lugar: El de la fragilidad de nuestras libertades, porque, en realidad, sin libertad no hay ni cine ni vida.

En definitiva, un poco lo de siempre, a veces caótico y a veces surrealista, con algunos fallos de sonido que tampoco hace falta destacar, porque como dijo C. Tangana al recoger su Goya a Mejor Película Documental, "cuanto mayor es el error, más necesitamos el perdón de los demás". El cine también es eso, prueba y error durante cuarenta tomas hasta que algo parece que prende la mecha. Y, precisamente por ser un hecho casi milagroso, deberíamos hablar más de ello.