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Menudo Panorama

Por Pedro Santa Brígida

La pelea en el barro de la DANA


En las situaciones difíciles se comprueba la valía de las personas. La tragedia que ha traído consigo la DANA en el levante español está poniendo a cada cual en su lugar. Ciudadanos, políticos, Monarquía, Ejército, medios de comunicación, redes sociales o rateros de lo ajeno están dejando patente el valor que demostramos como país. Más de uno ha quedado retratado de por vida.

Una vez más, podemos sentir orgullo de la respuesta ciudadana ante la mayor desgracia de las últimas décadas. La gente de a pie ha vuelto a demostrar que estamos en una tierra solidaria, repleta de buenas personas, que dan un paso adelante cuando la tragedia se ceba con sus vecinos. Las muestras de solidaridad, apoyo, trabajo desinteresado y cariño con las zonas devastadas por el agua resultan conmovedoras. Con hombres y mujeres así tenemos un gran porvenir, pese a quien pese.

De nuevo nuestros gobernantes han sido lo más miserable, ruin e inútil del conjunto de los actores de este drama. La gestión pública de los primeros días de emergencia ha sido lamentable. La polarización política nubla la vista y el raciocinio, impidiendo una coordinación institucional necesaria y tan urgente en este tipo de episodios. Desde echarse la culpa unos a otros hasta la famosa frase de "que pidan lo que necesiten", el compendio de intervenciones patéticas ha superado lo insuperable. Presidentes nacional y autonómico, ministros y consejeros valencianos echando leña al fuego... Menuda tropa.

Ha quedado más que claro que el actual sistema de avisos, alarmas y demás anuncios de prevención de calamidades naturales no sirven para nada. Como suele ser habitual en estos casos, tiene que ocurrir un drama social para que la clase dirigente se percate de que hay que dedicar más energía a gestionar más y mejor las cosas de comer y menos a los entretenimientos ideológicos de turno. Los expertos llevaban décadas advirtiendo de lo que podía ocurrir con los barrancos y las avenidas en todo el levante español ante el incremento de las lluvias torrenciales. Ni caso y ahora a llorar. Cámbiense los protocolos de inmediato.

Para los que siempre ponen en duda su papel en la sociedad actual, el Ejército ha evidenciado que ante las catástrofes, naturales o perpetradas por los humanos, es la mejor respuesta. Sus componentes están siendo los más organizados, los más rápidos y los más eficaces a la hora de paliar las penosas consecuencias de la peor DANA de lo que va de siglo XXI. También la Guardia Civil, la Policía Nacional y los bomberos han dejado el pabellón bien alto. No alcanzo a entender por qué no existe una norma de Estado que determine la actuación inmediata de la UME y del Arma de Ingenieros del Ejército en situaciones de catástrofe. La descentralización de competencias está muy bien para el día a día, pero no ante situaciones límite. A las pruebas me remito.

Los reyes han vuelto a dejar en evidencia a los políticos. Felipe VI y Leticia supieron mantener el tipo en Paiporta, durante la accidenta visita oficial de las autoridades a la zona cero de la DANA. En Moncloa con sacar a pasear el comodín de la extrema derecha creen encontrar la explicación a los inaceptables ataques al presidente Sánchez. Allí había energúmenos, seguro, pero sobre todo gente indignada, y con toda la razón, con la gestión política. Hay que resolver lo urgente, después tendrían que dimitir todos los artistas de este estrepitoso fracaso de gestión.

Ahora llega el momento de anunciar dineros, planes, actuaciones "sin precedentes" y demás medidas redentoras. Espero que haya más diligencia a partir de ahora para paliar la tremenda desgracia que están sufriendo cientos de miles de paisanos nuestros. Búsquese sin tregua a los fallecidos aún no encontrados y aplíquese desde las instituciones públicas más empatía y menos ideología a quienes tanto están sufriendo.

No merecemos estar gobernados por individuos que primero miran cómo salvar su culo y después, con muy buenas palabras y caras angelicales, mencionan el entendimiento y la unión institucional. Remángense, cojan cubos y escobas y pónganse a quitar barro en vez de pelear en él. Y después, váyanse a tomar viento.