Lo estamos viendo estos días con el caso de Juan Lobato y el Partido socialista, y dentro de unas semanas quizás lo podamos ver en el PP y en cualquier otro partido. La dictadura de todos los partidos políticos, también de los más pequeños, es algo incompatible con la democracia.
Si en la Edad Media se condenaba a la hoguera a los que pensaban de manera diferente, ahora al que discrepa de las ideas del jefe del partido, se le pone de patitas en la calle, a él y a toda su familia.
Los partidos políticos actuales son los 'Torquemada del siglo XXI', incapaces de dialogar con el adversario, de ver nada bueno fuera de las ideas y de las personas que no sean del partido, de no admitir el más mínimo error o equivocación y de saltarse la Ley, cuando les place, por no hablar de la corrupción en que están inmersos.
"Los partidos políticos no nos representan", "no defienden nuestros intereses, sino sus propios intereses". "son una casta y unos privilegiados". Estas, entre otras muchas, son las frases más frecuentes del hombre de la calle, cuando se refiere a los políticos
No voy a decir o juzgar si lleva razón o no Juan Lobato. Pero estoy viendo que en un partido no se puede actuar según tu conciencia. Se negó a ejecutar una orden que estaba penada por la Ley y ha sido condenado por su propio partido. Si el artículo 7 de la Ley de los partidos políticos dice que "la estructura interna y el funcionamiento de los partidos políticos deberán ser democráticos", en principio todos los partidos políticos españoles deberían estar prohibidos. Y una constitución, como la española, que dice los partidos políticos "son instrumento fundamental para la participación política", es una constitución antipopular, porque dice lo contrario de lo que piensa el pueblo, y una Ley electoral que deja tan poco margen a la decisión de los ciudadanos, se hace corresponsable de la corrupción y de la dictadura de los partidos.
Es la estructura misma de los partidos la que fomenta la corrupción y la dictadura, Se necesitan grandes cantidades de dinero para mantener todo el aparato del partido y las campañas electorales. Por tanto, hay que ganar las elecciones de la forma que sea, y empleando todos los medios, aunque no sean democráticos, porque si se consigue el poder, se tiene la fuente de financiación.
Son muchos los cambios que se necesitan, no sólo la Ley electoral y la Constitución, y también a nivel de la UE. La presidencia del Consejo de la Unión Europa que tuvo España el semestre pasado, ¿sirvió para algo más que para colocar a Nadia Calviño como presidente del Banco Europeo de Inversiones? La elección de Teresa Ribera como miembro de la Comisión Europea ¿a quién beneficia, a España, como quieren hacernos creer, a su propio su partido?
¡Ánimo, europeístas, ánimo, demócratas!, que lo necesitamos y muy mucho!