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Ilusionados por la política

Por Félix de la Fuente

¿Quién maneja la máquina del fango?


Últimamente se está hablando por todas partes de la regeneración democrática.  Pero conviene que nos paremos un poco a analizar esta cuestión. ¿Por qué se nos bombardea como si fuéramos los ciudadanos los culpables de la mala calidad democrática de nuestra sociedad? Son otros los que deben hacer algo para lograr esta regeneración democrática. Los ciudadanos somos simplemente los sujetos pasivos -nunca mejor dicho- de la democracia, los que sufrimos las consecuencias de una democracia deficientísima. Y lo somos, porque no nos dejan otra opción. Fuera del momento de las votaciones, ¿qué podemos hacer los ciudadanos?  ¿Presentarnos en los colegios electorales con trajes regionales y bailando la jota?

Sí, hay mucho fango en nuestra sociedad, y es necesaria una regeneración democrática, pero no somos los ciudadanos los creadores de este fango, pues no tenemos los medios ni económicos ni publicitarios para crearlo. Son dos los únicos sectores capaces de crear el fango: la prensa y el gobierno. Pero la prensa puede estar controlada por la justicia, mientras que el gobierno no.

Crear fango es atacar el único órgano de control que puede luchar contra la injusticia, es decir, atacar a los jueces. Crear fango es inventarse bulos para que no pensemos en los verdaderos problemas que tenemos los españoles. Crear fango es manipular la información como hace el CESID. Crear fango es prometer una cosa en el programa electoral y, después, hacer lo contrario. Crear fango es no responder a las preguntas de los periodistas. Crear fango es mentir descaradamente, apoyándose en la inmunidad parlamentaria y en la libertad de expresión. Crear fango en mantener un nivel bajo de formación en la infancia y en la juventud, para que, cuando sean mayores, su capacidad de crítica sea aún menor. Crear fango es utilizar las sesiones del control al gobierno para irse por los cerros de Úbeda y atacar a la oposición

Son dos sendas muy diferentes la de los políticos y la de los ciudadanos, Ellos son los enfangadores y los ciudadanos somos los enfangados,. Un ejemplo perfecto de estas dos vías contrapuestas:  la de los políticos y las de los ciudadanos lo tenemos en la posición del presidente de México Por razones que yo desconozco le convenía culpar al pueblo español actual de las injusticias y crímenes que cometieron en Hispoamérica los españoles del siglo XVI. ¿Culparíamos nosotros a los italianos del oro que los romanos se llevaron de las explotaciones mineras de España? ¿Son acaso los alemanes actuales culpables de los crímenes de Hitler? ¿Vamos a echar en cara a los franceses   el saqueo de muchas ciudades de España por las tropas de Napoleón? ¿Les ha hablado López Obrador alguna vez a los indios de las Leyes de Indias dictadas por los Reyes Católicos, que, en muchos aspectos, cinco siglos después apenas han sido superadas en México?. Quizás le pase a López como a nuestro Ministro de educación, que ni siquiera ha oído hablar de ellas.

Probablemente hicieron más los Reyes católicos y Carlos V por los indios que algunos actuales gobiernos de México Esto es sólo un ejemplo pero que  sirve para todos los países

Enfangar al pueblo de México y al pueblo español, dos pueblos amigos y hermanos, ese es el interés de los políticos. ¿Quién maneja la máquina del fango?