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Por Jesús Antonio Zalama Collantes

Café y cerveza


Si tú acudes a un festival que empieza, más o menos, a las cuatro de la tarde, es probable que, antes de la primera Mahou, la sobremesa la aliñes con un café. Más aún si el festival al que te acercas tiene en su cartel a los grupos que reunió el Vibra Mahou Fest de Valladolid; café para los muy cafeteros. En otras palabras, lo que me gustaría ver este verano por la geografía española: más gente capaz de salir del lodo y menos fan de soltar a los perros.

Tengo que admitir que no pude ver a Levitants por hallarme a primera hora de la tarde de comunión. Les pedí disculpas a sus integrantes con la confianza que dan los cachis, el saber que son tan buena gente como músicos y que los veré pronto en el Aspaym Cyl Festival. Sin embargo, me habría vestido de marinerito una semana entera si con ellp hubieran intercambiado su posición en el horario con una Alice Wonder de la que descubrí su autotune.

Sí pude ver a Shego, que no sonaron todo lo bien que estoy seguro que pueden. No pasa nada, son un grupo que está empezando y que está llamado a ser referencia, pero el sonido fue mejorable (pese a que fue mejorando). Tienen buena presencia en el escenario, pero hasta que se ganen el derecho a sonar de noche, no tendrán el lugar que mejor se les ajusta.

Otros que de noche lucirían más son Rufus T. Firefly, pero, aun así, demostraron el sábado pasado por qué son considerados uno de los mejores grupos del panorama independiente español. He de reconocer que tenía la convicción de que eran un grupo infavalorado, pero como tantos otros. Sin embargo, no: probablemente sean el grupo infavalorado por antonomasia. El nivel de su batería solo se lo he visto a Joan de Cala Vento. Y normal que les mencionen en una de sus canciones. Fueron una auténtica pasada, algo absorbente que solo la oscuridad y las drogas podrían haber mejorado.

Pasemos directamente a Xoel. Xoel y su banda, porque los músicos que lleva aparejados el gallego merecen también su parte. Me gusta Xoel para un rato, pero carteles como el de este Vibra Mahou hacen que disfrutes más de artistas que en otro festival quedarían relegados. Disfruté mucho con su concierto y bailé mucho más de lo que esperaba o de lo que recuerdo que bailé la última vez que lo vi.

Tras el café y las cervezas nos quedó la sensación de haber visto más música en unas pocas horas que en muchos festivales completos. El precio reducidísimo y la organización impoluta hacen obligatoria la asistencia a cualquier Vibra Mahou Fest, pero es aún más necesaria si la cervecera nos sigue acercando también a aquellos grupos que tu tío el madridista o tu prima la swiftie no conocen.